miércoles, 14 de diciembre de 2011

¡Japi Crismas tu yuuuu!

El descorciento se está apoderando de mí estos días. ¡Resulta que en nada es Navidad!
Salimos de nuestra humilde morada y... ¡PATAPUM!
Nos encontramos el interior del ascensor de esta guisa:


Llegamos a la entrada de nuestro bloque y...¡PATAPUM!
Un pequeño abeto surtido de bolas y espumillones aparece ante nuestras narices:

"¡OoOooOOOOOOohhh!!! ¡Árbol sagrado!"

Y lo más fuerte. ¡PATAPUMCHIMPUN!
¡Los de H&M han contratado al primo de Raphael para anunciar sus camisas de Nochevieja!¡Y qué precios, oiga!


Puro desconcierto...

viernes, 9 de diciembre de 2011

Y si yo fuera una heroina de las de verdad...

...podría ocuparme de unas cuantas cosas que, a día de hoy, aún nadie ha resuelto.

Podría, en primer lugar, concentrarme un poco y localizar las pertenencias robadas a mis padres hace unos días. Acto seguido y después de localizar con certeza milimétrica la ubicación de sus posesiones robadas, me concentraría en percibir las energías de las personas que ahora mismo se encuentran cercanas a las mismas. Podría sentir si esas personas son las que se atrevieron a mancillar nuestra casa con su presencia no deseada. Podría saberlo leyendo sus pensamientos y recuerdos cercanos en el tiempo. Y lo sabría pronto, sin duda.

Podría visualizar el lugar, las pertenencias de mis padres y, sobretodo, los nuevos propietarios. Quizá a estas alturas, tendría que visitar distintos lugares y más dispersos de lo que podría haber imaginado. Me llevaría más tiempo pero el tiempo no sería nada importante. Sería alguien con una paciencia infinita.

Si esas personas no fueron las que entraron en nuestra casa, poco me importaría el detalle, la verdad. Inspiraría profundamente hasta volatilizarme y, como pura energía concentrada, trasladarme hasta el lugar donde éstas se encontraran. Una vez allí podría, a mi voluntad, materializarme de nuevo en carne y hueso. Carne y hueso sólo en apariencia, claro. Nada en mí sería humano.

Una vez decidiera materializarme lo haría con contundencia. No mediaría palabras. No me importaría saber cómo ni cuándo ni quien les conectó con aquellas cosas que nunca debieron tocar. No me importaría porque, de hecho, ya lo sabría todo.
No hablaría. No haría falta. Recuperaría una por una todas las cosas y ninguna de esas personas se atrevería a explicar lo sucedido. Sentirían mucha vergüenza si así lo hicieran. Y si lo hicieran, sentirían mucho miedo y arrepentimiento por haberlo explicado.


Después de hacer justicia, regresaría entonces a mi casa para dar el pecho a mi hija y hacerlo con la serenidad que todos mis poderes me otorgan. Le diría: " Jone, mi vida, no tengas miedo. NADIE TE HARÁ DAÑO JAMÁS". Mejor todavía, no haría falta que le dijera tal cosa. Ella ya lo sabría.


A todas ellas.

A nuestras espaldas pequeñas heroicidades suceden cada día sin enterarnos.
Doblamos una esquina cualquiera en alguna ciudad sin nombre y una heroina anónima se escabulle entre las sombras. Una mujer ni alta ni baja, ni gorda ni flaca. Una mujer que por su aspecto no acertaríamos a imaginar los obstáculos que cada día sortea sin aplauso alguno. Miramos a nuestro alrededor sabiendo que algo no encaja pero, desgraciadamente, volvemos a nuestros quehaceres como despertando de un sueño que nunca llegó a serlo.
La heroina anónima prosigue su camino aunque quizá la fortuna y nuestra observación más calmada nos brinden la oportunidad de verla. Y así sucede. Ante nosotros aparece la mujer ni alta ni baja, ni gorda ni flaca. Nuestra heroina empuja con su mano izquierda un cochecito con un niño de poco más de año y medio. De su mano derecha brota una niña de cuatro años que, pese a sus torpes pasos, no empaña la estampa magnífica de nuestra heroina. Buscando su marca distintiva nos fijamos en su pecho y ahí, para nuestra última sorpresa, descubrimos un pequeño bebé de pocos meses de edad protegido por uno de esos macutos modernos. De sus hombros cuelgan además bolsas de plástico de esas que ningún modisto de alta costura aprobaría para salir a pasear. De ellas asoman un par de barras de pan y hojas de lechuga. Nada glamouroso, según parece. Sus ropas tampoco lo son. Sortea un paso de cebra y desaparece de nuestra vista sin dejar rastro.
Entre el tráfico y las luces de la ciudad sin nombre, me descubro ante esta mujer. Heroina anónima de nuestros tiempos.


domingo, 4 de diciembre de 2011

El reto de la muerte.

Ayer fue el día del reto de la muerte: el día de l'Escalade. ¿Sería capaz de superar el registro de la semana anterior? ¿Me alcanzaría el coche-escoba? ¿Sucumbiría al poder de las ancianas helvéticas?

Heme aquí antes del reto de la muerte. Fresca como una rosa de plástico del todo a cien.

Heme aquí después. Con el frescor y el plástico bastante deteriorado.

¡Y aquí después del después! Jone no entiende de retos de la muerte.


El reto de la muerte era bajar los 26:40 que hice con el bueno de Raúl la semana anterior y hacerlo sin uso de anabolizantes ni violencia.

Mi tiempo, queridos todos vosotros, fue de 25:50 "ooooOOooOOOOOOooOOOOOOHHHhh!!" y ni me tomé un GeloKatty ni tuve que empujar a nadie (bueno sólo un poquito...¡¡lo justo, vamos!!)
Por otro lado no tuve que enfretarme a ninguna anciana helvética ya que éstas corrían a horas distintas. ¡Y menos mal! Mirando los resultados, y por puro chafarderismo, descubrí que la ganadora de la categoría Femmes VI hizo 25:49,9. Todo muy bonito si no fuera porque la moza en cuestión es una corredora nacida en el año 1939. Se entiende, de nuestra era. Sentido homenaje desde aquí a la señora Gilda Fournival, una máquina de 72 años y un motivo de peso para seguir mejorando.

viernes, 2 de diciembre de 2011

¡¡Mañana a correeeeeer!!

Mañana se celebra la carrera de "l'Escalade" y yo con estos pelos.
El pasado domingo me fui con el espía Murillo a hacer un entrenamiento por el circuito de la carrera. Resulta que Murillo había quedado con Rodrigo (el espía de las lentejas) pero este último no se presentó a la cita por lo que el hombre se tuvo que conformar con sacarme a pasear como se haría con un perro cojo.
En alguna de las subidas solicité a Murillo que me abandonara a mi suerte (y así poder, casualmente, "morirme" en alguna cafetería del recorrido) pero el hombre, leal y sereno, se negó por completo y al final acabé el circuito para mi categoría en 26:4o. Unos 3 minutos más del tiempo que hice en la carrera hace dos años. ¡¡Y eso sin centenares de corredoras a mi alrededor entorpeciendo mi "avance"!!
Mañana el reto es bajar de esos 26:40 y hacerlo sin anabolizantes ni zancadillas a las abuelas suizas. Mujeres, por otro lado, de fortaleza insospechada. Curtidas al frío alpino. Héte aquí una mujer suiza cualquiera esperando el autobús a 3º centígrados.


Rivales así no se encuentran todos los días. ¡¡Tendré que esforzarme al máximo para conseguirlo!!


martes, 29 de noviembre de 2011

¡¡Pero qué hartón de llorar!!

Llevo unos días poniendo a Jone músicas nostálgicas de mi infancia. Con la mirada en esos años he llegado hasta Jackie y Nuca. Buscando la canción del inicio de la serie he encontrado el video donde muere Grizzly. Enfrentándome a mis temores he decidido verlo de nuevo para, veintitantos años más tarde, confirmar que uno no cambia tanto al fin y al cabo...!Pero qué hartón de llorar, por favor!

Para el que se sienta valiente, aquí lo encontrará. Se recomienda no mirar en lugares públicos o atestados de gente. El que avisa no es traidor...




lunes, 28 de noviembre de 2011

Lo que no debes comprar en un Badulaque...

Ayer nos disponíamos a salir de casa para comer unas lentejas en casa de Rodrigo (otro espía) cuando descubrimos que (¡Oh, cielos!) nos quedaban sólo 4 pañales. Domingo, a punto de comer lentejas y sin pañales para Jone. ¡Alerta máxima!

Marc, raudo y veloz, salió de casa para subsanar el problema. Regresó a nuestra madriguera a la media hora y lo hizo con unos pañales del badulaque turco de la rue de Lyon. Marca FLEX, como los colchones. "A ver qué tal están estos pañales. Son los únicos que he encontrado..." me dijo mi hombre y padre de nuestra cachorra. Nos fuimos a comer las lentejas con la sensación de estar salvados. El que tenga bebés cagoncetes lo entenderá perfectamente. Las lentejas estaban muy buenas, por cierto.

Al día siguiente estreno uno de los pañales turcos. Son hasta bonitos. Tienen dibujitos de ositos bastante majos aunque el pañal resulta demasiado plastificado al tacto. "Bueno, no será para tanto..." pensé.

Regreso con Jone de su paseo matutino y con el primer cambio descubro que el puñetero pañal turco le ha hecho una herida. Comparo los pañales turcos con uno de los anteriores y confirmo el causante de dicha fechoría. Las tiras elásticas antiescapes son demasiado rígidas y su tacto es parecido al de un hilo tenso. En mi mente, visualizo una de las naves industriales donde fabrican los pañales FLEX ardiendo bajo una lluvia de meteoritos. Nadie muere, no obstante.

"Ha sido un infierno. No se ha salvado ni una pañal..."

Por la tarde nos deshacemos de los pañales del badulaque y compramos pañales en condiciones. Tres paquetones para ser exactos, por si las moscas.


lunes, 21 de noviembre de 2011

Chicago.

Regresamos de Chicago el pasado martes y aún se notan los efectos del jet lag en nuestros cuerpos serranos. Estas últimas noches Jone, a eso de las tres de la mañana, nos honra con recitales de gorgojeos y cánticos de más de una hora y Marc amanece como un muerto viviente. La cosa, para ser sincera, resulta bastante graciosa.

La estancia en Chicago estuvo muy bien. Como ya dije en la anterior entrada, el tema del vuelo nos tenía un poco "aconcojonados" porque no sabíamos qué podría pasar durante tantas horas seguidas en un avión con un bebé. Sobretodo si el bebé es tuyo y se pone a llorar como un poseso.

Al final Jone lloró sólo en el primero de los vuelos (el de Ginebra a Amsterdam) y lo hizo durante unos veinte minutos. El tema no sería tan grave si no fuera porque ese vuelo sólo duraba una hora. Os juro que con Jone a grito pelado sentía estar en un vuelo igualito al de la imagen:



¡Sí, sí, sí! Como os lo cuento. Incluso, en un ataque de madre-Pantoja, llegué a decirle a Marc:

"Marc, que me quedo en Amsterdam. ¡Me niego a que Jone llore ocho horas seguidas!"

Marc se quedó mudo y sospecho que si el CSI revisara los calzoncillos que llevaba entonces detectaría microrestos fecales en los mismos fruto del colapso mental que sufrió. Cosa, por otro lado, muy razonable.


"No hay duda...¡Es caca!"

Sea como sea, Jone se tranquilizó y se quedó dormida en Amsterdam. Yo recuperé la compostura, me quité la peineta de Pantoja y llegamos a Chicago donde pasamos unos días muy "achilipús". Y aquí unas fotangas que asín lo acreditan:





¡A ver si volvemos!

sábado, 5 de noviembre de 2011

Chicago express.

Marc se ha visto envuelto repentinamente en una misión secreta de las suyas y en esta ocasión es preciso que vaya unos días a Chicago. Como ahora es un espía con familia ha decidido llevársela a cuestas aunque ya le he dicho que no quiero verme envuelta ni en tiroteos ni en interrogatorios. Él, como siempre, me habla del Fermilab y de no sé qué rollos de aceleración de partículas. Sus tapaderas de pacotilla, vamos...
En cualquier caso desde el jueves pasado llevamos unos días a la carrera que no veas. Para empezar, el episodio más surrealista hasta el momento ha sido hacer llegar mi pasaporte desde Igualada a Ginebra en menos de 24 horas. Todo fue posible a gracias a Ups y sobretodo a mi cuñada que es un solete. El pasaporte salió de Igualada a las 17:00 del mismo jueves llegó el viernes a las 10:15 de la mañana. Como diría Jesulín: "¡Im-pesionante!"


Salimos mañana a las 9:15 de la mañana lo que significa que a las 6:00 nos ponemos en marcha. Hacemos escala en Amsterdam y la llegada a Chicago es a las 14:40 del domingo en USA. El periodo de vuelo más largo será de unas 8 horas. Sí 8 horas. Las novedad, claro, es que vamos con nuestra Jone pero como diría Chiquito: "¡No seas cobarrrrrlde!"


¡Pues eso! Que a ver qué tal se nos da el aire con bebé a bordo y a ver qué tal está Chicago.

sábado, 29 de octubre de 2011

Parecidas por los pelos.



Que conste que sólo se parecen en los pelos. ¡Que Jone es muy guapaaaaaa!(*)


(*) Típico comentario de madre babeante y cegada por el amooooool...

miércoles, 26 de octubre de 2011

¡Y ya van 4 señores!

Ayer nuestra cachorra cumplió cuatro meses y ésta es la fotanga que le hice para dar testimonio de lo hermosota que está.

"¡Y amás ya engo doz dientez!...jejejeje..."

lunes, 24 de octubre de 2011

Subida al Saleve.

Este fin de semana subimos al monte Saleve. Lo hicimos con el teleférico porque intentar hacer caminar a Jone, con sólo 4 meses, sería poco diabólico. El tiempo nos regaló un solete bien majo por lo que hasta pudimos hacernos una sopa sentados en la hierba. Después nos tomamos unos cafecitos y para casita tralará larita.


"mua mua muaaaaa..."

jueves, 20 de octubre de 2011

Pariendo a Jone. Fascículo II.

Ya estamos en el hospital y oficialmente de parto.
Como nos acogimos al protocolo de parto natural, Marc y yo estuvimos en una única habitación durante todo el proceso. El personal sanitario (comadronas y enfermeras) intervino muy poco durante el parto y su asistencia se concentró sobretodo en la fase de expulsión de Jone.

La habitación donde estuvimos tenía una bañera, una camilla especial, luz graduable y, atención, un mural de prado floreado enorme en una de sus paredes. Por lo visto este detalle último es muy importante porque en las salas de parto a secas no hay prado floreado que valga. Será por esto de ser natural, digo yo.

Uno de mis miedos al parto se debía a las historias que muchas mujeres me habían explicado sobre la imposibilidad que éstas tenían de moverse en plena dilatación. Osea, que en muchos hospitales (y ésto aún pasa) no te dejan ni dar un paso mientras tienes contracciones ni mucho menos estar fuera de la pertinente camilla durante el proceso.

Todo el mundo estaría de acuerdo en admitir que cuando tienes dolor de tripa la tendencia natural del cuerpo es flexionarse sobre sí mismo ¿verdad? Pues con el parto moderno, y desde no hace tantos años, las mujeres se han visto forzadas a quedarse estiradas en la camilla aún sufriendo las contracciones más fuertes del final. ¿Y por qué? Pues porque para el médico (o médicas, que también las hay) es más cómodo estar de pìe mientras el bebé sale como puede del cuerpo estirado de su madre. ¿Y qué se ha inventado para mitigar las molestias? Pues la epidural, señoras y señores. Pero entonces, las molestias de las que hablo ¿son las de la madre? o ¿son las de los médicos? Pues la verdad que no lo tengo muy claro. Sospecho que muchas mujeres, con información veraz sobre el tema, preferirían tener el parto natural aunque también es cierto que muchas otras no quieren saber nada de tener que sufrir para parir en pleno siglo XXI (que ésto lo he oído yo). Cada uno debería poder elegir lo que le parezca más conveniente, digo yo. Lo único que me parece mal es que si no quieres usar la epidural, por lo visto, en muchos hospitales observan esa opción no sólo como una molestia sino casi como una extravagancia de hippy (de ahí que me moleste lo de parto natural). Si no quieres ponerte epidural es tu problema y nadie te la pondrá pero tampoco nadie permitirá que deambules si así lo necesitas. Conclusión: mejor ponerse la epidural en esos casos para no pasarlo mucho peor de la cuenta...O bien, te buscas un hospital donde respeten tu parto. Lo de respetar el parto no es otra cosa que asistir a éste con la menor intervención posible si es que la madre así lo desea y se dan las condiciones para que efectivamente pueda ser así. Nosotros tuvimos mucha suerte con este tema después de ver las orejas de lobo a la ginecóloga de la Quirón que me estuvo tratando...

¡Pero volvamos a esa habitación de prado floreado!

Las contracciones siguieron su ritmo y su intensidad fue en aumento. En el siguiente tacto la dilatación ya era de 5 centímetros. Las comadronas me dijeron que estaba muy bien pero yo, la verdad, me decepcioné un poco pensando que ya estaría por los diez (el concepto cenicero, vamos).
A partir de ahí las contracciones se hicieron más dolorosas aunque aún soportables. Un nuevo tacto situó el avance en los casi 7 centímetros. La cosa empezaba a ponerse durilla. La comadrona me sugirió entonces que me metiera en la bañera de agua caliente. Yo al principio no lo veía muy claro porque empezaba a estar en un punto donde el cansancio no te deja ver mucho más allá de tus narices. Finalmente me metí y allí estuve un buen rato. Las contracciones eran entonces cosa más seria.
Salí de la bañera cual extraño cetáceo bípedo y me hicieron un nuevo tacto. Estaba de 8 centímetros. La comadrona estaba muy contenta por el avance pero ahí empezaron mis problemas. Las contracciones ya eran dolorosas de verdad y cada vez que tenía una no podía evitar emitir un ruido parecido al del mismo Chewaka...

En una de esas contracciones suena el teléfono de Marc. La buena de mi madre nos llama para ver qué tal vamos. Por lo visto mi alarido de fondo le informó perfectamente de la situación y la llamada duró sólo unos segundos. Marc decidió entonces apagar el teléfono.

Seguían las contracciones que me transformaban en Chewaka cuando tuve que ponerme las malditas correas. Las correas son unas cintas (de ahí lo de correas) que sirven para controlar el latido del bebé y ver si hay sufrimiento fetal. Para valorar bien al bebé es necesario que la parturienta esté quieta mientras sufre una contracción. Creo que las contracciones que tuve que tener con las correas puestas fueron las peores.

Con mi dilatación en 8 centímetros, marca oficiosa, empezaron como dije mis problemas de verdad. Cada contracción era más dolorosa y empezaba a tener la sensación de que mi cuerpo se iba a romper por algún sitio. Entonces seguía muy convencida de no ponerme la epidural aunque confieso que lo pasé mal.

Tenía que esperar un nuevo tacto para ver qué tal iba mi evolución. La comadrona, después de un buen rato, vino a hacer dicho tacto y, para mi sorpresa y fortuna, resultó que ya había llegado a los 10 centímetros. Ya estaba lista para expulsar bebés, ceniceros o cualquier cosa imaginable de no más de 10 centímetros de diámetro. Personalmente saber que ya había acabado esa fase me inyectó una moral increible. A veces pienso qué habría pasado si en lugar de haber llegado a los 10 cm me hubiese estancado en los 8 y la comadrona me hubiese dicho algo tipo: " Ai, cariño, sigues igual...Vengo dentro de otra hora, ¿vale?" me pregunto si ciertamente no habría aceptado yo las drogas más duras del mundo del mismísimo Camarón de la Isla resucitado...


Sea como sea, Camarón no se me apareció y seguimos con nuestro parto ya en fase de expulsión. Para esa fase las comadronas se quedaron con nosotros todo el rato. Digo nosotros porque Marc siempre estuvo conmigo y la verdad que yo pasé lo mío pero el también lo suyo. A veces se le saltaban algunas lágrimas porque imagino que no debe ser fácil ver a alguien sufriendo sin poder hacer aparentemente nada. Digo aparentemente porque Marc me fue de una ayuda que aún hoy no adivino a definir con palabras.

En la fase de expulsión recobré fuerzas y moral. Ingenua de mí, nuevamente, pensé que "yo que había hecho deporte toda la vida" apretaría tres veces y Jone saldría cual Concorde en vuelo ultramarino. Pues no. No fue así la cosa...

Si durante la dilatación temes las contracciones, durante la expulsión deseas tenerlas porque mientras no tengas contracción no puedes empujar y eso significa que tienes el bebé atascado en la entrepierna a la espera de nuevo empujón. Se supone que lo que vas a parir es un bebé pero la sensación más parecida a la realidad es la de tener un ladrillo metido en el recto. Disculpadme la comparación y la especificación anatómica. Pero así es la cosa.

Durante la expulsión fue la muerte y no me retracto de ninguna palabra. Fue duro, duro, duro. En un momento dado la comadrona me invitó a tocar la cabeza de Jone pero estaba tan asustada que sólo fui capaz de decirle: "...ai...no, no, no..." En aquel momento yo me acordaba de mi madre y de que con mi hermano Asier (el último de sus partos) tuvo un desgarro tal que le tuvieron que hacer 14 puntos. Yo sentía que me partía en dos. Tenía miedo por eso pero también tenía unas ganas inimaginables de ver a Jone. Marc estaba con una cara, el pobre. Estaba emocionado en una combinación de sentimientos supongo muy diversos. Me animaba y yo se lo agradecía tanto. Venía una contracción y yo empujaba, lo juro, con todas mis fuerzas. Así estuvimos varias veces hasta que finalmente Jone salió del todo. Y salió disparada. Una sensación que no puedo describir con palabras y que, al recordarlo, sólo me emociona de una forma que no me pasa con ninguna otra cosa en este mundo.

El dolor, cosa misteriosa, se fue por completo y recuerdo muy bien a Marc emocionado, a Jone llorando y lo feliz que yo me sentía después de todo.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Pariendo a Jone. Fascículo I.

Varios días han pasado desde que reiniciara este blog y, sobretodo, desde que lo hiciera prometiendo el relato del parto de Jone. Mi demora se debe a que tener un cachorro humano comporta sus limitaciones horarias (por decirlo finamente).
Si Jone me lo permite, espero poder explicar cómo fue eso de traerla a este mundo, más que nada, para evitar el desahucio de mi memoria que, como la de todo el mundo, es frágil y un tanto traidora.

Echando la cuenta de la vieja de las 40 semanas, la llegada de Jone estaba prevista para el 20 de Junio. Los ginecólogos, poco dados a creer en las viejas, estimaron su llegada para el día 15 porque, según parecía, su desarrollo y no sé qué más cuestiones estaba acorde con no sé qué tablas de evolución fetal. Jone acabó naciendo el día 25 de Junio pese a los ginecólogos y las viejas pellejas.

Afortunadamente, Jone nació ese día y no casi un mes antes como otras viejas (y no tan viejas) predecían al ver el panzón que yo lucía. Por aquel entonces, Marc seguía en Ginebra y no os quiero contar los nervios que pasé cada vez que alguna de esas almas caritativas me decía lo madura que yo estaba y lo poco que faltaba para que mi bebé asomara por la entrepierna. Todas estas almas caritativas se equivocaron y Jone, por suerte, nació cuando su padre estaba en Igualada para recibirla.

Jone (que no siginifica ni hacha, ni flecha, ni pedrusco pese a ser un nombre vasco) empezó a dar avisos de llegada el día 24 de Junio, día de San Juan (y Santa Jone para quien no lo sepa). Durante todo ese día yo estuve con malestar estomacal y diarreas. Poco después supe que ese incómodo fenómeno también es un síntoma de parto inminente si estás embarazada a término, claro. Si no lo estás, lo que tienes son unas cagaleras y punto pelota.

Por la noche del día 24 empezaron las famosas contracciones. ¿Y qué son las contracciones? ¿Y qué se siente con una contracción? ¿Duelen? Tranquilamente podríamos decir que nadie tiene respuesta concreta a ninguna de estas preguntas. Nadie. Todo el mundo tiene algo que más que una respuesta parece una opinión basada en la experiencia propia. El que avisa no es traidor por lo que, si te encuentras a punto de parir, escoge bien a la persona que vaya a ofrecerte su opinión sobre el tema. Las respuestas van desde el famoso "tranquila, es como un dolor de barriga malísimo" al "quería morirme y aniquilar a mi marido por haberme preñado". En mi caso las contracciones empezaron por la noche y de tal modo que, ingenua de mí, incluso llegué decirle a Marc: "¡Uy! Si ésto son las contracciones, voy bien." Como decía, ingenua de mí...

Durante la noche recuerdo que vimos tres películas pero lo curiososo es que no recuerdo qué pelis vimos. Finalmente, de buena madrugada decidimos irnos al hospital porque las contracciones eran cada menos de 3 minutos y nos abordó el miedo a parir en el comedor de casa. Rompí aguas justo cuando decidimos irnos y tengo que decir que, un poco para mi decepción, lo de romper aguas nada tuvo que ver con algunos relatos femeninos donde el romper aguas parece transportarte a la mismísima cuenca del Orinoco. Mis aguas fueron muchos menos abundantes, menos amazónicas vaya.


Cogimos la maleta (también denominada canastilla) y nos metimos en el Skodi rumbo al hospital. Detenidos en un semáforo en rojo, un tipo de aspecto latinoamericano se nos acerca al coche medio tambaleándose. Siendo madrugada del viernes pensamos que sólo era un tío con una cogorza y no le dimos mayor importancia. Lo malo fue que dicho sujeto intentó abrirnos una de las puertas traseras del Skodi. Le dije a Marc que arrancara y ahí dejamos al tipo, sin saber si quería darnos las buenas noches o quedarse con los pañales de Jone.

Llegamos al hospital a las 6:01 y Marc tuvo el valor de hacerme una foto en el mismísimo mostrador de entrada. Héte aquí el documento que acredita lo que digo:


Posiblemente fue la intervención divina la que evitó el asesinato de Marc y sólo el verdadero milagro explicaría que, sin ni siquiera decirle media palabra, además dejase de lado su reportage fotográfico.

Hicimos entrada en el hospital y me hicieron el primer tacto. El tacto no es otra cosa que la manipulación de la comadrona para ver qué avanzada está la dilatación. En mi caso estaba de poco más de 3 centímetros o, dicho de otro modo, me quedaba un buen rato.

Lo de dilatar es otro misterio cuando estás embarazada. Se supone que para parir, para que el bebé pase a través de la vagina, debes tener una dilatación de 10 centímetros. Osea que la vagina y el útero deben ofrecer una salida de unos diez centímetros de diámetro. Para hacerse una idea, visualice el típico cenicero de terraza y obtendrá el tamaño. Si puedes parir un bebé puedes parir un cenicero. Aquí la muestra:
Como ya explicara en otra entrada, mi intención era parir sin anestesia no sólo por los beneficios que esta forma comporta sino sobretodo por el miedo que me dan a mí los médicos y el pinchazo de la epidural. Prefería confiar en eso que llaman madre naturaleza.

Como ya expliqué, en Igualada tienen protocolo de parto natural. Personalmente me da mucha rabia que usen el término natural en este caso porque, como en tantos otros temas, no deja de ser un adjetivo con un montón de estereotipos asociados que, por otro lado, no tienen nada que ver conmigo. Todo lo natural parece estar asociado ahora con ser ecológico-vegano-votanteverde-recicladorcompulsivo-bio-etc-etc-etc y me da mucha rabia, ¡leñe! Dices que has tenido un parto natural y acto seguido parece que sobre ti pesa la sospecha de ser vegetariana-pseudohippymística del siglo XXI...¡¡Que no, que no, que no!! Que parir es parir y punto. Si usas epidural pues has parido con anestesia y si no has usado anestesia pues has parido sin anestesia. Dicho así suena tonto pero ¿qué pasa cuando invertimos la situación? Imaginad que al parto con anestesia le llamamos parto medicalizado y al parto sin anestesia parto a secas. ¿No reaccionariamos diferente ante ambas posibilidades?¿Seguiríamos pensando que una tía que pare sin anestesia está mal de la azotea? Ya se me está yendo la pinza pero no exagero nada...

Lo más curioso que me han llegado a decir cuando se han enterado de que parí a lo natural es si lo hice, con un poco de sorna en el tono, a lo Bimba Bosé. A lo que yo pensaba: "¿Y qué coño pasa con Bimba Bosé?" Pues nada pasaba con esta señora más allá de que pariera en su casa de forma natural e hiciera un señor publireportage de la hostia según he podido descubrir ahora mismito...¡Vamos que para nada parí yo a lo Bimba Bosé!

Aquí la señora Bimba que, por cierto, se parece un huevo a Sigourney Weaver. Le quitas el pelazo amarillo, la pones al sol un par de horas y clavaditas oye.



¿Dónde estábamos? ¡Sí, en el parto de Jone! Resumiendo todo el rollazo que os he pegado la cosa quedaría así: noche del viernes con contracciones soportables y llegada al hospital a las 6:01 de la mañana del sábado con poco más de 3 centímetros de dilatación. Las comadronas nos dan el visto bueno. Estamos de parto.


martes, 18 de octubre de 2011

Y para que no se me olvide...


 La Cachorra ya tiene sus dos primeros dientes. ¡Pero qué niña más lista oye!

Chapuzón en el lago.

Ayer fue un día especial porque, después de mucho tiempo, pude salir a correr y completar el circuito que solía hacer por aquí antes de ser mamuchi.
El circuito pasa por la zona de las embajadas (cerca de la ONU), atraviesa varios parques y acaba delante de Bains de Paquis (esa zona de baños apta para macacos en invierno y para focas en verano). El plan era que, mientras yo corría, Marc paseaba a Jone hasta encontrarnos al final del circuito.
La cosa no se me dió desastrosamente mal aunque tuve que pararme a los 27 minutos por culpa de un gemelo a punto de estallar. Después seguí corriendo y llegué a Paquis justo cuando Marc y Jone lo hacían por su lado.
Aún estaba sudando cuando me pegué un baño en el lago. El agua, como diría mi padre, estaba cojonuda (de fría, vamos) pero el chapuzón me puso muy contenta. Decidimos quedarnos en Paquis a cenar y todo estaba muy rico, rico, rico.
Y pensaréis que para qué os cuento ésto. Pues os lo cuento porque hoy no me puedo mover por culpa de unas agujetas del copón...
Aún así espero que, con un poco de entrenamiento patatero, pueda correr l'Escalade de este año y no morir en el intento.

martes, 11 de octubre de 2011

Va de marathones.


Acabo de leer una noticia que me ha dejado de piedra.
Resulta que una mujer ha completado en unas 6 horas el marathon de Chicago estando embarazada de, ojo al dato (con tono de Súper García), nueve meses. ¡Toma ya!
La mujer se puso de parto nada más cruzar la línia de meta y tuvo que salir corriendo de nuevo hacia el hospital más cercano. Ha traído al mundo (como se suele decir) una niña sana como una manzana y todo el mundo está más feliz que una perdiz.
Cuando he leído la noticia me he acordado de los monitores del gimnasio al que iba y de como me daban la brasa con "si estaba bien" y el "¿no te parece ya demasiado? ¡Yo que no hacía nada! Ven a esta mujer por las calles de Chicago a la altura del kilómetro 32 y les da algo...

Para leer la noticia por si "sus pensáis" que digo yo mentiras.

Y aún tengo pendiente lo de mi parto...

lunes, 10 de octubre de 2011

Ais, recuerdo que una vez estuve yo preñada...

¡Sí, sí, sí! Embarazada estuve yo una vez y en realidad no hace tanto que dejé de estarlo. Lo que pasa es que el tiempo vuela y lo hace a unas velocidades de vértigo que ni te cuento...
Nuestra cachorrita, por cierto ya de tres meses y medio, llegó al mundo (como se suele decir) el pasado 25 de Junio. Mira tú por donde, lo hizo sin postearlo en el "feisbuc" y optando, la muy prehistórica, por el parto tradicional mamífero de toda la vida. Y es que del parto, ahora que lo he pasado, pienso hablaros. Pues cuando escribí la última vez (el día del encuentro con el señor Herrera) lo hice desde el más absoluto desconocimiento y ya se sabe que la ignorancia es muy osada y una lentejas sin chorizo no son lentejas. O algo así...

"Despué de lors dolorerssss..."


...como diría el gran Chiquito de la Calzada, hoy por casi enésima vez, he decidido retomar este despropósito de blog.
Muchas cosas han pasado desde mi encuentro con el señor Herrera y algunas hasta son dignas de mención con profusión de detalles. Por si alguien se siente interesado aquí estaré yo para narrarlas. Sólo espero que Jone, nuestra cachorra, me deje hacerlo lo mejor posible.

martes, 17 de mayo de 2011

El ejército de nórdicas, Joan Herrera y mi parto inminente.

Hoy me han pasado un montón de cosas. Bueno, si lo pienso detenidamente, en realidad no me han pasado muchas cosas pero hoy ha sido un día, por decirlo de algún modo, completo, completo, completo.
En primer lugar hoy ha sido un día especial porque hoy he empezado mi curso pre-parto.
En mi caso voy con unas sesiones de retraso al curso porque hace sólo unas semanas que decidimos dejar el seguimiento en la clínica privada Quirón para derivarnos al hospital comarcal de Igualada, situado a cinco minutos de casa y con pautas bien explicadas del protocolo de parto que allí practican. Información clara y concisa.
Nuestra nueva comadrona (Silvia) se puso manos a la obra y nos informó sobre el cursillo y, por fin, hoy he podido incorporarme a un grupo.
La verdad es que no estaba especialmente emocionada con la idea del curso en sí mismo pero sí tenía ganas de conocer otras parturientas por eso de compartir experiencias y dudas sobre el embarazo.
Desde hace un tiempo estoy informándome sobre el parto y he descubierto muchas teorías que critican abiertamente la excesiva medicalización que nuestra sanidad hace de este proceso fisiológico y absolutamente natural. Al respecto, puedes encontrar teorías más o menos catalogables como naturistas o iluminadas (con todo mi respeto) pero también estudios profundos de la OMS que abiertamente avalan la idea básica de intervenir lo menos posible en el parto para que éste se produzca de la mejor manera no sólo en términos de salud física sino también de salud mental y emocional para mamás y bebés.
Todo ésto explica porqué decidimos dejar las visitas en la Quirón y ya me estoy yendo por las ramas... En la Quirón, durante mi última visita con mi ginecóloga, descubrí que hacer preguntas sobre el parto que allí practican resultaba muy incómodo y me hicieron sentir como si fuera una pseudoprogrehippy con pretensiones de parir de modo ancestral. Yo, la verdad, sólo quería información porque como le dije a la señora doctora más miedo me da no saber qué va a pasar que el hecho de sufrir como una perra (tal cual) por parir como las mujeres lo han hecho ( y lo hacen en muchos lugares) desde que el mundo era mundo. A ésto ella siguió sin desvelarme protocolo alguno y su mejor respuesta fue algo así como : " Ay querida, ya verás qué pronto pedirás la epidural..." Conclusión: salí corriendo de allí no fuera que tuviera que pasar por el calvario que pasan muchas mujeres que no entienden que las traten como enfermas cuando solamente están pariendo...¡¡Pero bueno que eso ya es del cuaternario!! ¡Que quiero hablar de HOY!
Pues llego al curso y efectivamente coincido con una docena de parturientas. ¡Míralas, todas como yo!
Me dicen de cuantas semanas están y si llevan niño o niña. Lo típico. Descubro que soy la preñada con más semanas de embarazo. Cosa que tampoco me extraña.
Hoy la sesión era de post-parto porque resulta que la del parto ya me la he perdido. Yo me lo he tomado con filosofía porque a decir verdad no creo que una sesión de soplidos vaya a cambiar nada sobre el tema de sufrir como una perra...¡Digo yo!
En cualquier caso el curso ha empezado con una sesión de estiramientos que bien pronto me han hecho pensar en no asistir a las siguientes sesiones por esto de invertir mejor el tiempo en otra cosa. Algo como ¡qué sé yo! leer tranquilamente todos los periódicos del día con un par de cafés con leche, por ejemplo...
Todas esas tías estaban de menos semanas que yo y todas lamentaban su estado de forma, su malestar general, su fatiga, su ai, ai, ai...Yo pensaba que, con todas las miradas de rechazo que a veces me encuentro en el gimnasio al que voy, mejor estaba yo con mis prácticas de loca (dícese hacer ejercicio moderado) que todas ellas juntas y me venía como una indignación muy grande por ver como un montón de tías preñadas no sólo aceptaban el rol de enferma-preñada sino que lo alimentaban tan ricamente. ¡¡Pero que no estamos enfermas!! Bueno en fin...
Dejamos los estiramientos del inserso preñadil y comenzamos a hablar del plan de parto.
El plan de parto es como una especie de contrato que el hospital de Igualada, como los denominados hospitales respetuosos con el parto, ofrece a las parturientas. En este documento puedes especificar qué tipo de asistencia deseas si es que las condiciones lo permiten y, en suma, puedes acordar aspectos como el tipo de anestesia o de proceso de dilatación que prefieres. Todo muy claro y muy bien, la verdad.
Bueno pues a medida que se inician las explicaciones compruebo que todas las asistentes al cursillo no sólo están acojonadas por el parto sino que manifiestan su incredulidad hacia las corrientes de no medicalización del mismo como si fuera cosa de imbéciles profundas el preferir sufrir en lugar de dejarse hacer por los médicos. Personalmente no sé cómo será mi parto pero os garantizo que no hay mujer que habiendo parido no hable de una historia de dolor por mucho que
se haya sometido o no a anestesia o a cesarea programada. Lo dicen las mujeres y lo dice la OMS que certifica los cientos de inconvenientes que tiene la intervención sobre el proceso con la excusa de ahorrar molestias. A hilo de todo ésto, paises como Alemania, Holanda o todos los nórdicos no sólo siguen las recomendaciones de la OMS en este sentido sino que es muy habitual tener lo que aquí llamamos parto natural en las propias casas con comadronas facilitadas por los respectivos sitemas sanitarios estatales. En todos estos paises las tasas de cesareas son muy inferiores a las nuestras y las tías paren tal cual, en muchos de los casos, porque supone un gran ahorro para el sitema sanitario y son contrastados los beneficios médicos que tal práctica comporta. Las mujeres se recuperan mejor y tienes menos depresiones post-parto. ¡Y no lo digo yo! Lo dice la OMS.
Las tías que allí estaban manifestaban su conformidad con la idea de "a mí que me saquen el bebé y punto" que a mí me suena a "yo paso de lo de sufrir como una perra" como si el parto sólo fuera sufrir...¡En fin! Que me ha vendio como muy mal rollo y no sé cómo explicarlo...Me he sentido como avergonzada por estar rodeada de tías que no confían en lo que yo llamo madre naturaleza o algo así pero más me ha tocado la moral pensar que las malditas vikingas (por poner un ejemplo) tienen los ovarios mejor puestos que nosotras...¡Osea! En plan surrealista y para mis adentros yo pensaba, en mala hora se presente un ejército de vikingas, ancianas o jóvenes, mujeres que paren porque tienen un par y porque no hay más hostias, a nuestras tierras porque como nos tengamos que defender yo creo que estamos perdidas...


Yo no sé cómo pariré pero lo que sí sé es que quiero parir y me quiero enfrentar a ello como algo que mi amuma también hizo y punto. Si luego me tengo que hacer una cesarea pues qué le vamos a hacer pero no se me ocurre pensar en que nada más llegar al hospital quiero que me insensibilicen por si acaso sufro...¿Pero y si no tuviéramos médicos qué? ¿Y si mi bebé quiere salir de imprevisto esta noche? ¿Me voy a morir? ¿Me habría muerto si estuviera en la jungla? Aich...Estoy perturbada...

La verdad es que he salido pensando que quizá los nórdicos y los alemanes son como son, en parte también, por algo tan aparentemente tonto como la forma en que sus mujeres se enfrentan al parto. Me ha sonado a gente, como he dicho antes, con un par. A gente que si hay que pasar por un sitio se pasa y punto. Las chicas que hoy he conocido me han dado la impresión de, no sé cómo explicarlo, de flaqueza. Quizá dicho así suena a pseudopanfleto nazi por mi parte pero me ha dado la impresión de poder encajar con algo de ésto que llamamos crisis y que afecta a todas nuestras esferas sociales. Me venían pensamientso tales como qué poco carácter tenemos...En fin, no sé si me explico... Creo que estoy fatal de lo mío...

Superado el curso y con estas reflexiones de perturbada decido ir a hacer un café con leche y un minibocata de jamón. Me lo merecía.
Leo el periódico y compruebo que las manifestaciones convocadas por el movimiento Democracia Real han tenido mucho éxito. Pienso en ello y se me conecta con lo de que nuestras mujeres se cagan literalmente ante el parto y en las vikingas con los ovarios bien puestos. Pienso que el que algo quiere algo le cuesta...

Me voy a visitar el cajero automático del señor Botín pensando en qué tipo de ciudadana soy y en la resignada complicidad que tengo con la suciedad de lo que llamamos el sistema teniendo mis pocos euros al servicio precisamente de dicho señor, entre otros.


Me acerco al cajero y para mi sorpresa un grupo de gente me medio acorrala. Llevan panfletos y rápidamente compruebo que son del partido político Iniciativa-Verds. No sólo me veo rodeada de unos cuantos de ellos interesándose por mi estado de salud mientras me ofrecen unas semillas de girasol (¿regalo progre maravilloso que me impulsará a votarles?) sino que aparece el mismísimo señor Joan Herrera ante mis narices. Su líder.


Yo que venía pensado en hordas de vikingas con un par, en Democracia Real, en el maldito señor Botín y en que estoy fatal de lo mío, me quedo mirando al señor Joan Herrera con lo que imagino era una cara de media risa-medio indiferencia-medio buenas maneras...Se interesa por mi estado y lo único que me sale decirle es que su aspecto es mucho mejor en persona, cosa que además era cierta. Él me lo agradece diciendo que prefiere oir algo así que lo contrario y yo le contesto que si pensara lo contrario no le habría dicho nada porque soy muy políticamente correcta, incidiendo un poco cínicamente (lo reconozco) en el concepto políticamente correcto...Él parece notarlo y me sonríe forzadamente mientras me desea suerte con mi estado acariciándome el brazo amistosamente. Se van y me quedo mirando mi sobre de semillas de girasol pensando: ¡¡¡pero cuánta jilipollez!!!


Y el día, amigos, no acabó aquí...

lunes, 11 de abril de 2011

Y ya de siete meses

¡¡Pues sí!! Parece mentira pero ya ha pasado otro mes desde mi última reflexión trascendental y, por supuesto, ya estoy de siete meses. ¡Elemental querido Watson!

La reciente novedad es que, según mi última ecografía, nuestro bebé pesa, a estas alturas del camino, medio kilo más de lo normal. Por lo visto con 29 semanas de vida los bebés humanoides machos pesan unos 1100 gramos pero resulta que nuestra pequeña humanoide hembra ya supera los 1600 gramos. Gramo arriba, gramo abajo...

¡A tenor de los datos, varias hipótesis escalofriantes nos asaltan!

1. El ecógrafo del hospital estaba defectuoso y en realidad no debo temer dar a luz una pequeña monstruita de 4 kilos de peso...¡¡AuughhHhHhhHHh!!

2. El ecógrafo funciona divinamente y ciertamente nuestra bebé és un hipopótamo por ahora. No obstante, y sin que debamos alarmarnos por ello, su crecimiento no será sostenido y al final nuestro bebé no será un cetaceo destructor.

3. El ecógrafo funciona de la hostia, nuestra humnanoide seguirá creciendo y yo pariré a Godzilla. ¡AuuuHhahhahahhhHhHHH!!


"Maaaaaaaaaaaaaaaaaammiiiiiiiiiiiii..."

jueves, 3 de marzo de 2011

¡¡Ya estoy de 6 meses!! (bueno casi...)

Sólo una semanita más y estaré de seis meses. El tiempo pasa que da miedo...
Hoy me he hecho unas fotangas y, para satisfacer vuestras mentes curiosas, he decidido colgar este documento que acredita mis nuevas dimensiones.

Después de unas 3000 fotos ésta es la más digna muestra de mi persona en estado de buena esperanza.


El resto de documentos venían a quedar tal que así...

...pero, por supuesto, como el blog es MÍO censuro lo que haga falta. ¡¡¡Hommmmbreeeeee faltaría más!!!