miércoles, 19 de octubre de 2011

Pariendo a Jone. Fascículo I.

Varios días han pasado desde que reiniciara este blog y, sobretodo, desde que lo hiciera prometiendo el relato del parto de Jone. Mi demora se debe a que tener un cachorro humano comporta sus limitaciones horarias (por decirlo finamente).
Si Jone me lo permite, espero poder explicar cómo fue eso de traerla a este mundo, más que nada, para evitar el desahucio de mi memoria que, como la de todo el mundo, es frágil y un tanto traidora.

Echando la cuenta de la vieja de las 40 semanas, la llegada de Jone estaba prevista para el 20 de Junio. Los ginecólogos, poco dados a creer en las viejas, estimaron su llegada para el día 15 porque, según parecía, su desarrollo y no sé qué más cuestiones estaba acorde con no sé qué tablas de evolución fetal. Jone acabó naciendo el día 25 de Junio pese a los ginecólogos y las viejas pellejas.

Afortunadamente, Jone nació ese día y no casi un mes antes como otras viejas (y no tan viejas) predecían al ver el panzón que yo lucía. Por aquel entonces, Marc seguía en Ginebra y no os quiero contar los nervios que pasé cada vez que alguna de esas almas caritativas me decía lo madura que yo estaba y lo poco que faltaba para que mi bebé asomara por la entrepierna. Todas estas almas caritativas se equivocaron y Jone, por suerte, nació cuando su padre estaba en Igualada para recibirla.

Jone (que no siginifica ni hacha, ni flecha, ni pedrusco pese a ser un nombre vasco) empezó a dar avisos de llegada el día 24 de Junio, día de San Juan (y Santa Jone para quien no lo sepa). Durante todo ese día yo estuve con malestar estomacal y diarreas. Poco después supe que ese incómodo fenómeno también es un síntoma de parto inminente si estás embarazada a término, claro. Si no lo estás, lo que tienes son unas cagaleras y punto pelota.

Por la noche del día 24 empezaron las famosas contracciones. ¿Y qué son las contracciones? ¿Y qué se siente con una contracción? ¿Duelen? Tranquilamente podríamos decir que nadie tiene respuesta concreta a ninguna de estas preguntas. Nadie. Todo el mundo tiene algo que más que una respuesta parece una opinión basada en la experiencia propia. El que avisa no es traidor por lo que, si te encuentras a punto de parir, escoge bien a la persona que vaya a ofrecerte su opinión sobre el tema. Las respuestas van desde el famoso "tranquila, es como un dolor de barriga malísimo" al "quería morirme y aniquilar a mi marido por haberme preñado". En mi caso las contracciones empezaron por la noche y de tal modo que, ingenua de mí, incluso llegué decirle a Marc: "¡Uy! Si ésto son las contracciones, voy bien." Como decía, ingenua de mí...

Durante la noche recuerdo que vimos tres películas pero lo curiososo es que no recuerdo qué pelis vimos. Finalmente, de buena madrugada decidimos irnos al hospital porque las contracciones eran cada menos de 3 minutos y nos abordó el miedo a parir en el comedor de casa. Rompí aguas justo cuando decidimos irnos y tengo que decir que, un poco para mi decepción, lo de romper aguas nada tuvo que ver con algunos relatos femeninos donde el romper aguas parece transportarte a la mismísima cuenca del Orinoco. Mis aguas fueron muchos menos abundantes, menos amazónicas vaya.


Cogimos la maleta (también denominada canastilla) y nos metimos en el Skodi rumbo al hospital. Detenidos en un semáforo en rojo, un tipo de aspecto latinoamericano se nos acerca al coche medio tambaleándose. Siendo madrugada del viernes pensamos que sólo era un tío con una cogorza y no le dimos mayor importancia. Lo malo fue que dicho sujeto intentó abrirnos una de las puertas traseras del Skodi. Le dije a Marc que arrancara y ahí dejamos al tipo, sin saber si quería darnos las buenas noches o quedarse con los pañales de Jone.

Llegamos al hospital a las 6:01 y Marc tuvo el valor de hacerme una foto en el mismísimo mostrador de entrada. Héte aquí el documento que acredita lo que digo:


Posiblemente fue la intervención divina la que evitó el asesinato de Marc y sólo el verdadero milagro explicaría que, sin ni siquiera decirle media palabra, además dejase de lado su reportage fotográfico.

Hicimos entrada en el hospital y me hicieron el primer tacto. El tacto no es otra cosa que la manipulación de la comadrona para ver qué avanzada está la dilatación. En mi caso estaba de poco más de 3 centímetros o, dicho de otro modo, me quedaba un buen rato.

Lo de dilatar es otro misterio cuando estás embarazada. Se supone que para parir, para que el bebé pase a través de la vagina, debes tener una dilatación de 10 centímetros. Osea que la vagina y el útero deben ofrecer una salida de unos diez centímetros de diámetro. Para hacerse una idea, visualice el típico cenicero de terraza y obtendrá el tamaño. Si puedes parir un bebé puedes parir un cenicero. Aquí la muestra:
Como ya explicara en otra entrada, mi intención era parir sin anestesia no sólo por los beneficios que esta forma comporta sino sobretodo por el miedo que me dan a mí los médicos y el pinchazo de la epidural. Prefería confiar en eso que llaman madre naturaleza.

Como ya expliqué, en Igualada tienen protocolo de parto natural. Personalmente me da mucha rabia que usen el término natural en este caso porque, como en tantos otros temas, no deja de ser un adjetivo con un montón de estereotipos asociados que, por otro lado, no tienen nada que ver conmigo. Todo lo natural parece estar asociado ahora con ser ecológico-vegano-votanteverde-recicladorcompulsivo-bio-etc-etc-etc y me da mucha rabia, ¡leñe! Dices que has tenido un parto natural y acto seguido parece que sobre ti pesa la sospecha de ser vegetariana-pseudohippymística del siglo XXI...¡¡Que no, que no, que no!! Que parir es parir y punto. Si usas epidural pues has parido con anestesia y si no has usado anestesia pues has parido sin anestesia. Dicho así suena tonto pero ¿qué pasa cuando invertimos la situación? Imaginad que al parto con anestesia le llamamos parto medicalizado y al parto sin anestesia parto a secas. ¿No reaccionariamos diferente ante ambas posibilidades?¿Seguiríamos pensando que una tía que pare sin anestesia está mal de la azotea? Ya se me está yendo la pinza pero no exagero nada...

Lo más curioso que me han llegado a decir cuando se han enterado de que parí a lo natural es si lo hice, con un poco de sorna en el tono, a lo Bimba Bosé. A lo que yo pensaba: "¿Y qué coño pasa con Bimba Bosé?" Pues nada pasaba con esta señora más allá de que pariera en su casa de forma natural e hiciera un señor publireportage de la hostia según he podido descubrir ahora mismito...¡Vamos que para nada parí yo a lo Bimba Bosé!

Aquí la señora Bimba que, por cierto, se parece un huevo a Sigourney Weaver. Le quitas el pelazo amarillo, la pones al sol un par de horas y clavaditas oye.



¿Dónde estábamos? ¡Sí, en el parto de Jone! Resumiendo todo el rollazo que os he pegado la cosa quedaría así: noche del viernes con contracciones soportables y llegada al hospital a las 6:01 de la mañana del sábado con poco más de 3 centímetros de dilatación. Las comadronas nos dan el visto bueno. Estamos de parto.


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