jueves, 20 de octubre de 2011

Pariendo a Jone. Fascículo II.

Ya estamos en el hospital y oficialmente de parto.
Como nos acogimos al protocolo de parto natural, Marc y yo estuvimos en una única habitación durante todo el proceso. El personal sanitario (comadronas y enfermeras) intervino muy poco durante el parto y su asistencia se concentró sobretodo en la fase de expulsión de Jone.

La habitación donde estuvimos tenía una bañera, una camilla especial, luz graduable y, atención, un mural de prado floreado enorme en una de sus paredes. Por lo visto este detalle último es muy importante porque en las salas de parto a secas no hay prado floreado que valga. Será por esto de ser natural, digo yo.

Uno de mis miedos al parto se debía a las historias que muchas mujeres me habían explicado sobre la imposibilidad que éstas tenían de moverse en plena dilatación. Osea, que en muchos hospitales (y ésto aún pasa) no te dejan ni dar un paso mientras tienes contracciones ni mucho menos estar fuera de la pertinente camilla durante el proceso.

Todo el mundo estaría de acuerdo en admitir que cuando tienes dolor de tripa la tendencia natural del cuerpo es flexionarse sobre sí mismo ¿verdad? Pues con el parto moderno, y desde no hace tantos años, las mujeres se han visto forzadas a quedarse estiradas en la camilla aún sufriendo las contracciones más fuertes del final. ¿Y por qué? Pues porque para el médico (o médicas, que también las hay) es más cómodo estar de pìe mientras el bebé sale como puede del cuerpo estirado de su madre. ¿Y qué se ha inventado para mitigar las molestias? Pues la epidural, señoras y señores. Pero entonces, las molestias de las que hablo ¿son las de la madre? o ¿son las de los médicos? Pues la verdad que no lo tengo muy claro. Sospecho que muchas mujeres, con información veraz sobre el tema, preferirían tener el parto natural aunque también es cierto que muchas otras no quieren saber nada de tener que sufrir para parir en pleno siglo XXI (que ésto lo he oído yo). Cada uno debería poder elegir lo que le parezca más conveniente, digo yo. Lo único que me parece mal es que si no quieres usar la epidural, por lo visto, en muchos hospitales observan esa opción no sólo como una molestia sino casi como una extravagancia de hippy (de ahí que me moleste lo de parto natural). Si no quieres ponerte epidural es tu problema y nadie te la pondrá pero tampoco nadie permitirá que deambules si así lo necesitas. Conclusión: mejor ponerse la epidural en esos casos para no pasarlo mucho peor de la cuenta...O bien, te buscas un hospital donde respeten tu parto. Lo de respetar el parto no es otra cosa que asistir a éste con la menor intervención posible si es que la madre así lo desea y se dan las condiciones para que efectivamente pueda ser así. Nosotros tuvimos mucha suerte con este tema después de ver las orejas de lobo a la ginecóloga de la Quirón que me estuvo tratando...

¡Pero volvamos a esa habitación de prado floreado!

Las contracciones siguieron su ritmo y su intensidad fue en aumento. En el siguiente tacto la dilatación ya era de 5 centímetros. Las comadronas me dijeron que estaba muy bien pero yo, la verdad, me decepcioné un poco pensando que ya estaría por los diez (el concepto cenicero, vamos).
A partir de ahí las contracciones se hicieron más dolorosas aunque aún soportables. Un nuevo tacto situó el avance en los casi 7 centímetros. La cosa empezaba a ponerse durilla. La comadrona me sugirió entonces que me metiera en la bañera de agua caliente. Yo al principio no lo veía muy claro porque empezaba a estar en un punto donde el cansancio no te deja ver mucho más allá de tus narices. Finalmente me metí y allí estuve un buen rato. Las contracciones eran entonces cosa más seria.
Salí de la bañera cual extraño cetáceo bípedo y me hicieron un nuevo tacto. Estaba de 8 centímetros. La comadrona estaba muy contenta por el avance pero ahí empezaron mis problemas. Las contracciones ya eran dolorosas de verdad y cada vez que tenía una no podía evitar emitir un ruido parecido al del mismo Chewaka...

En una de esas contracciones suena el teléfono de Marc. La buena de mi madre nos llama para ver qué tal vamos. Por lo visto mi alarido de fondo le informó perfectamente de la situación y la llamada duró sólo unos segundos. Marc decidió entonces apagar el teléfono.

Seguían las contracciones que me transformaban en Chewaka cuando tuve que ponerme las malditas correas. Las correas son unas cintas (de ahí lo de correas) que sirven para controlar el latido del bebé y ver si hay sufrimiento fetal. Para valorar bien al bebé es necesario que la parturienta esté quieta mientras sufre una contracción. Creo que las contracciones que tuve que tener con las correas puestas fueron las peores.

Con mi dilatación en 8 centímetros, marca oficiosa, empezaron como dije mis problemas de verdad. Cada contracción era más dolorosa y empezaba a tener la sensación de que mi cuerpo se iba a romper por algún sitio. Entonces seguía muy convencida de no ponerme la epidural aunque confieso que lo pasé mal.

Tenía que esperar un nuevo tacto para ver qué tal iba mi evolución. La comadrona, después de un buen rato, vino a hacer dicho tacto y, para mi sorpresa y fortuna, resultó que ya había llegado a los 10 centímetros. Ya estaba lista para expulsar bebés, ceniceros o cualquier cosa imaginable de no más de 10 centímetros de diámetro. Personalmente saber que ya había acabado esa fase me inyectó una moral increible. A veces pienso qué habría pasado si en lugar de haber llegado a los 10 cm me hubiese estancado en los 8 y la comadrona me hubiese dicho algo tipo: " Ai, cariño, sigues igual...Vengo dentro de otra hora, ¿vale?" me pregunto si ciertamente no habría aceptado yo las drogas más duras del mundo del mismísimo Camarón de la Isla resucitado...


Sea como sea, Camarón no se me apareció y seguimos con nuestro parto ya en fase de expulsión. Para esa fase las comadronas se quedaron con nosotros todo el rato. Digo nosotros porque Marc siempre estuvo conmigo y la verdad que yo pasé lo mío pero el también lo suyo. A veces se le saltaban algunas lágrimas porque imagino que no debe ser fácil ver a alguien sufriendo sin poder hacer aparentemente nada. Digo aparentemente porque Marc me fue de una ayuda que aún hoy no adivino a definir con palabras.

En la fase de expulsión recobré fuerzas y moral. Ingenua de mí, nuevamente, pensé que "yo que había hecho deporte toda la vida" apretaría tres veces y Jone saldría cual Concorde en vuelo ultramarino. Pues no. No fue así la cosa...

Si durante la dilatación temes las contracciones, durante la expulsión deseas tenerlas porque mientras no tengas contracción no puedes empujar y eso significa que tienes el bebé atascado en la entrepierna a la espera de nuevo empujón. Se supone que lo que vas a parir es un bebé pero la sensación más parecida a la realidad es la de tener un ladrillo metido en el recto. Disculpadme la comparación y la especificación anatómica. Pero así es la cosa.

Durante la expulsión fue la muerte y no me retracto de ninguna palabra. Fue duro, duro, duro. En un momento dado la comadrona me invitó a tocar la cabeza de Jone pero estaba tan asustada que sólo fui capaz de decirle: "...ai...no, no, no..." En aquel momento yo me acordaba de mi madre y de que con mi hermano Asier (el último de sus partos) tuvo un desgarro tal que le tuvieron que hacer 14 puntos. Yo sentía que me partía en dos. Tenía miedo por eso pero también tenía unas ganas inimaginables de ver a Jone. Marc estaba con una cara, el pobre. Estaba emocionado en una combinación de sentimientos supongo muy diversos. Me animaba y yo se lo agradecía tanto. Venía una contracción y yo empujaba, lo juro, con todas mis fuerzas. Así estuvimos varias veces hasta que finalmente Jone salió del todo. Y salió disparada. Una sensación que no puedo describir con palabras y que, al recordarlo, sólo me emociona de una forma que no me pasa con ninguna otra cosa en este mundo.

El dolor, cosa misteriosa, se fue por completo y recuerdo muy bien a Marc emocionado, a Jone llorando y lo feliz que yo me sentía después de todo.

1 comentario:

  1. Qué bonito relato, Prados, muy bien escrito. ¿Dónde te has documentado para que parezca tan real? :P :DDD

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