miércoles, 20 de febrero de 2013

La culpa fue del cha, cha, cha...

No. La culpa no la tiene el cha, cha, cha sinó el desalmado que dejó en nuestra casa un bote enterito de mermelada de frutas del bosque. De esa tan dulce y ácida. De esa tan güena...

Esta alma despiadada dejó esta arma de destrucción masiva el día que hicimos la comida/merienda a base de crêpes y de eso ya hace casi un mes. El bote ha estado en la nevera todo este tiempo y yo me lo he estado mirando como se mira al chico que te gusta cuando eres adolescente.¡De reojo y sin que se note! 

Finalmente, después de grandes debates internos, ayer día no sé cuántos de nuestro Señor, lo abrí. Hoy ya voy por la mitad y me estoy poniendo como el Quiquete. Y lo peor es que con la mermelada, claro, me estoy cepillando la mantequilla que tengo en casa sólo para hacer postres. Vamos que la mantequilla también está por la mitad y sólo espero que ambos botes se acaben para rehabilitarme lo antes posible.

Tengo que investigar y saber qué terrorista urdió este plan maquiavélico de depravación gastronómica. En cuanto sepa quien ha sido, se va a cagarrrrrrrr...

 

1 comentario:

  1. nena no comaaasssss,eso es veneno,hay teorias malsanas que dicen que todo lo que esta bueno engordaaaaaaa.Besos para mis nenas

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