Está claro que caminar por la nieve se ha hecho toda la vida y con menos florituras. Sin embargo todo invita a comprarte tu calzado para ir ultrapreparado y, supuestamente, evitar un revolcón en la nieve.
Pues bien, como ya sucediera en el megastore del pneumático, estos días las tiendas de ropa y calzado están siendo invadidas por hordas de ciudadanos sedientos de equipación invernal. Todo el mundo (yo entre ellos) se ha dado cuenta de que con sus bambuchas se pela de frío y que salir a comprar el pan es como irte de paseillo por el ártico.
Bueno, finalmente me compré mis botas superatómicas para la nieve y ¿qué ha pasado? Pues que me las puse y me salieron unas ampollas que me cago en la madre que parió a Panete...
Las tengo momentaneamente aparcadas en el zapatero con la esperanza de que sólo sea un mal comienzo en lo que, espero, será una larga relación de amistad. Ya os contaré...
Pues son divinas...
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