lunes, 3 de diciembre de 2012

El reto de la muerte 2012.

Estoy más contenta que unas pascuas y no es para menos. Contra todo pronóstico corrí la Escalade en 23:01 y lo hice sin desear caerme muerta en un bar del recorrido a media carrera. ¡Que el año pasado os juro que me costó un huevo y parte del otro!

Para mi gusto, una cosa interesante de estos acontecimientos es que te hacen reflexionar sobre el paso del tiempo. Me refiero a que resulta muy fácil rememorar cómo te encontrabas hace un año y no me refiero al aspecto deportivo, ni mucho menos...

Por ejemplo, el año pasado aún vivíamos en nuestro minipiso Ginebrino. Yo no estaba oficialmente de excedencia y Jone, con poco más de cinco meses, necesitaba teta casi a cada momento. Cuando acabé la carrera de aquel año, Marc me esperaba con Jone y, aún sudando, le di pecho. No hablaba ni papa de francés, no sabía qué pasaría en los próximos tres meses...Todo era como muy de paso.

En fin, que las cosas siempre cambian y por suerte, por ahora, lo hacen aún a mejor

Este año Jone me esperaba con Marc correteando detrás de un globo verde. Sobre lo de la teta, debo decir, que aún hoy sigue tomando y pena me da que no hay documento gráfico del momento..¡Que también lo hubo! Pero por lo menos no fue nada más acabar la carrera y pude tomarme mi tiempo para recuperarme.

Marc, por cierto, también hizo mejor tiempo que el año pasado. ¡Estamos que nos salimos!

Y para el año que viene...¡Pues ya veremos cómo estamos el año que viene!

Y aquí unas fotos de la cena en el Tordoya. Un negociete a la sombra de las leyes suizas donde es posible ver a gente fumando viendo el fútbol mientras se toma una de chipis. ¡Sí, sí!¡Y en Suiza, oye!



No hay comentarios:

Publicar un comentario