Hace ya una semana me pasó otra historieta en el ascensor.
Resulta que el cacharro del demonio se estropeó a la altura de la planta 14 y ahí me quedé yo, atrapada en su interior, con dos asiáticas como compañía.
Cosas de esta vida extraña, las tías se ponen nerviosas y empiezan a tocar todos los botones con la esperanza absurda de que el trasto vuelva a funcionar. No sirve para nada.
Para mi suerte, y para la de ellas, aunque había estado corriendo en el parque del Domain había vuelto caminando al hotel por lo que no me encontraba sudando como una cochinilla. Menos mal...
Después de comprobar que apretar mil veces el botón de tu planta no funciona, las tías deciden usar sus teléfonos y llamar a recepción. Finalmente sabemos que la avería va a durar veinte minutos.
Como en un chiste, ahí me tienes echa unos zorros después de haber corrido, con dos asiáticas en un ascensor.
Finalmente inicio conversación con las chicas y estuvimos hablando sobre nuestros países y esas cosas típicas de cada sitio. Que si yo no tengo ni idea de toros, que ellas no comen perro...Lo típico.
Las chicas resultaron ser Vietnamitas y aunque en aquellos minutos me ofrecieron ir con ellas a un restaurante vietnamita de por aquí, no las he vuelto a ver. Me he quedado sin ir a un vietnamita con dos vietnamitas como consejeras. Una pena.
Lo peor es que anteayer también después de correr entré en el ascensor, y como todos los asiáticos son iguales, pues me confundí y le dije a otra chica que si fue ella la que se quedó en el ascensor conmigo. Muy ridícula la pregunta, lo sé, pero tenía que intentarlo. Por supuesto me dijo que no y cuando llegó a su planta salió del ascensor sin dicer ni mu. Seguro que pensó que yo era una psicópata...
Resulta que el cacharro del demonio se estropeó a la altura de la planta 14 y ahí me quedé yo, atrapada en su interior, con dos asiáticas como compañía.
Cosas de esta vida extraña, las tías se ponen nerviosas y empiezan a tocar todos los botones con la esperanza absurda de que el trasto vuelva a funcionar. No sirve para nada.
Para mi suerte, y para la de ellas, aunque había estado corriendo en el parque del Domain había vuelto caminando al hotel por lo que no me encontraba sudando como una cochinilla. Menos mal...
Después de comprobar que apretar mil veces el botón de tu planta no funciona, las tías deciden usar sus teléfonos y llamar a recepción. Finalmente sabemos que la avería va a durar veinte minutos.
Como en un chiste, ahí me tienes echa unos zorros después de haber corrido, con dos asiáticas en un ascensor.
Finalmente inicio conversación con las chicas y estuvimos hablando sobre nuestros países y esas cosas típicas de cada sitio. Que si yo no tengo ni idea de toros, que ellas no comen perro...Lo típico.
Las chicas resultaron ser Vietnamitas y aunque en aquellos minutos me ofrecieron ir con ellas a un restaurante vietnamita de por aquí, no las he vuelto a ver. Me he quedado sin ir a un vietnamita con dos vietnamitas como consejeras. Una pena.
Lo peor es que anteayer también después de correr entré en el ascensor, y como todos los asiáticos son iguales, pues me confundí y le dije a otra chica que si fue ella la que se quedó en el ascensor conmigo. Muy ridícula la pregunta, lo sé, pero tenía que intentarlo. Por supuesto me dijo que no y cuando llegó a su planta salió del ascensor sin dicer ni mu. Seguro que pensó que yo era una psicópata...
no saben la suerte que tuvieron. doy fe ,debe ser exceso de sales ,pobres lo que fueran seguron que pensaron espanis zumbada
ResponderEliminarpor cierto todo el rato tengo que copiar palabras,nena no hay otra manera ,o es que el cacharro piensa que soy una mdreee suplantaooooora ja, ja, ja, agur cariñin
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