El día antes de mi marcha estuve probando mi flamante y "recién estrenadita" cámara.
El bueno de Otto, para variar, tuvo que acceder a hacer de sufrido modelo y la verdad es que estoy más que contenta con mi adquisición :)
Mirando a Otto me di cuenta de varias cosas. A cual más tonta, por cierto.
En primer lugar me di cuenta de que ya no tendría tiempo de lavar al perro y recortarle, como dije en tantas ocasiones, las descomunales rastas que cuelgan de sus orejas y de otras partes menos pulcras.
En segundo lugar me di cuenta de que, sí amigos, Otto está mayor.
Otto se cruzó en mi camino una tarde mediolluviosa.
Aquella tarde yo estaba con mi Otra Vida jugando a cartas en un banco (de lo más normal del mundo) cuando Otto apareció de la nada y se "sentó" con nosotros. Digo se "sentó" porque literalmente el perro se sentó en el banco. Tal cual.
De semblante tranquilo y relajado, el perro se veía de lo más encantandor y como por aquel entonces en mi casa sufrimos la pérdida de Doc (nuestro metaperro de toda la vida) pues algo se me ablandó en el corazón (y en el cerebro) y acabó metido en casa.
Bueno claro está que esta es la historia ultraresumida pero el caso es que Otto se incorporó al clan Prados hace ya ni me acuerdo.
Esto también me hace pensar que, desde entonces, mi padre sufre en silencio a Otto como quien así lo hace con las hemorroides porque Otto no resultó ser de carácter nada tranquilo. Pero eso es otra historia... :)
Pues que Otto está mayor.
Y si Otto está mayor es que pasa el tiempo. Y si pasa el tiempo es que yo también me hago mayor. Y si pienso en el tiempo, descubro que no sé cuándo veré de nuevo a Otto. Y si no veo a Otto es que no veo el jardín de mi casa. Y si no veo el jardín de mi casa es que no entro por la puerta de la cocina. Y si no entro por la puerta de la cocina es que no entro en mi casa. Y si no entro en mi casa es que no veo a nadie de los míos...
Y todo eso pensaba yo mientras miraba al perro.
A Otto no le dije que al día siguiente me iba a vivir a Ginebra con mi Nueva Vida y que no sabía cuando volvería.
Espero que alguien le corte las rastas. Seguro que así estará más guapo :)
El bueno de Otto, para variar, tuvo que acceder a hacer de sufrido modelo y la verdad es que estoy más que contenta con mi adquisición :)
Mirando a Otto me di cuenta de varias cosas. A cual más tonta, por cierto.
En primer lugar me di cuenta de que ya no tendría tiempo de lavar al perro y recortarle, como dije en tantas ocasiones, las descomunales rastas que cuelgan de sus orejas y de otras partes menos pulcras.
En segundo lugar me di cuenta de que, sí amigos, Otto está mayor.
Otto se cruzó en mi camino una tarde mediolluviosa.
Aquella tarde yo estaba con mi Otra Vida jugando a cartas en un banco (de lo más normal del mundo) cuando Otto apareció de la nada y se "sentó" con nosotros. Digo se "sentó" porque literalmente el perro se sentó en el banco. Tal cual.
De semblante tranquilo y relajado, el perro se veía de lo más encantandor y como por aquel entonces en mi casa sufrimos la pérdida de Doc (nuestro metaperro de toda la vida) pues algo se me ablandó en el corazón (y en el cerebro) y acabó metido en casa.
Bueno claro está que esta es la historia ultraresumida pero el caso es que Otto se incorporó al clan Prados hace ya ni me acuerdo.
Esto también me hace pensar que, desde entonces, mi padre sufre en silencio a Otto como quien así lo hace con las hemorroides porque Otto no resultó ser de carácter nada tranquilo. Pero eso es otra historia... :)
Pues que Otto está mayor.
Y si Otto está mayor es que pasa el tiempo. Y si pasa el tiempo es que yo también me hago mayor. Y si pienso en el tiempo, descubro que no sé cuándo veré de nuevo a Otto. Y si no veo a Otto es que no veo el jardín de mi casa. Y si no veo el jardín de mi casa es que no entro por la puerta de la cocina. Y si no entro por la puerta de la cocina es que no entro en mi casa. Y si no entro en mi casa es que no veo a nadie de los míos...
Y todo eso pensaba yo mientras miraba al perro.
A Otto no le dije que al día siguiente me iba a vivir a Ginebra con mi Nueva Vida y que no sabía cuando volvería.
Espero que alguien le corte las rastas. Seguro que así estará más guapo :)
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