La semana pasada hice un test de nivel de inglés para evaluar mis progresos y ubicarme en un nuevo curso. Finalmente, y contra casi todo pronóstico, la mejora es cierta y la academia me ha ubicado en sus cursos de Advanced. El curso se inicia mañana y es de dos días por semana.
El test de nivel fue el pasado viernes a las 16:30 pero al final salí de casa con el tiempo un poco justo. Muy en mi estilo...

Miro el panel informativo y éste anuncia mi siguiente tren en 11 minutos. Demasiado tarde, pensé yo. Empiezo a autoflagelarme con pensamientos como "llego tarde sin hacer nada en todo el día porque soy un desastre de persona" mientras imagino la cara de la profesora británica al verme llegar al test 10 minutos tarde.
Al final miro otro panel y descubro que el tren que me iba bien no era el que acababa de perder (el número 16) sino el que debía llegar en menos de 2 minutos (el número 14).
Total, que lo que había sido una supuesta concatenación de mala suerte fue en realidad una buenísma suerte porque me habría metido en el número 16 y no habría ni llegado a hacer el test.

Ay Bego!lo que pones en esta entrada es justo lo que te dije en mi email....en fin..creo que la suerte está echada!
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