jueves, 22 de agosto de 2013

Pollos

Hoy la entrada, como bien indica el título, irá de pollos. Pero no de esos típicos pollos (¡pitas-pitas!) que imagináis sino de esos pollos terroríficos que un día asolan un pueblo y que convierten al mismísmo Godzilla en la reencarnación de Teresa de Calcuta. Hablo, cómo no, de los pollos que nos viene montando La cachorra últimamente...

Estos pollos destructores nos hacen pensar que nuestra cachorra ha entrado en esa etapa que los teorizadores llaman los terribles dos. Dicho de otro modo, esa etapa en la que las criaturas, una vez cumplidos los dos añitos, se transforman en seres diabólicos capaces de requerir exorcismos diariamente. Yo la verdad no sé si estos pollos se explican sólo por eso que llaman los terribles dos...

El primer pollo destructor apareció en la piscina cubierta de Vernet. El susto que nos llevamos fue de órdago porque un pollo de ese tamaño no se ve así como así. ¡Y menos en una piscina! Por lo visto su súbita aparición tuvo que ver con el hecho de intentar abandonar las instalaciones y con ello el tobogán de la piscina infantil donde La Cachorra se lo estaba pasando en grande. El pollo destructor apareció e hizo tambalear todo el pabellón deportivo durante un cuarto de hora. Después se fue revoloteando a lo si te he visto, no me acuerdo.

El segundo pollo destructor aún fue más grande e hizo aparición en plena caminata por el Zermatt. Todo sucedió, según parece, cuando Mi Hombre le quitó el teléfono a La Cachorra y la criatura se quedó sin Pocoyo. El pollo destructor, en esta ocasión, se quedó durante media hora hasta desaparecer revoloteando como lo hiciera en la piscina.

La Cachorra nos pone a menudo en situaciones muy complicadas pero no sabemos mucho de cachorros. En fin, sobreviviremos. O no...
  

 "¡¡Cuidado, la niña se ha quedado sin Pocoyo!!"

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