martes, 16 de febrero de 2010

Nancy esquiadora.

El Domingo pasado fuimos a hacer esquí de fondo y aún tengo unas agujetas terribles.
Si nadar es una actividad poco adaptada a mi biomecánica, lo del esquí de fondo es algo que ni me atrevo a describir. Es una actividad diabólica. Una tortura consentida en toda regla. ¡Y lo peor del caso es que la disfrutas!
Debo confesar que este fue mi segundo día de experiencia y que el estilo escogido para la ocasión fue el denominado "clásico". Estilo que también podríamos definir como el "Nancy esquiadora" ya que su técnica nos invita a imitar a la clásica muñeca en el avance. Ejemplo pues ideal para ilustrar su mecánica e iluminar a los desconocedores del tema.


¡¡¡Aaarrrrgghhhhh!!!

En cualquier caso, y como decía, este estilo resulta más fácil (ejem...) que el denominado "patinador". Este último emplea unos esquís distintos y su movimiento debe ser más parecido, como el nombre indica, al que realizaríamos si patinásemos. Si patinásemos como Diós manda, claro...
En cualquier caso, para esta ocasión servidora alquiló unos esquís de tipo Nancy y todo ello porque en mi primer día de esquí de fondo Marc me recomendó-convenció-casi obligó a usar el tipo patinador. Que decir tiene que, sin duda, el tipo Nancy es mucho más fácil que el patinador y que aquel día casi cometo un homicido en primer grado con tortura infinita. Creo que sólo gracias al dolor de mis gluteos y mis brazos Marc pudo salvar la vida entonces.
Este Domingo me torné una ultra-Nancy robótica y avancé como pude por los montes nevados suizos. El camino fue doloroso pero el día acabó siendo de lo más gratificante.
Mi querida Mariola está a puntito de llegar de visita y ya estoy pensando en llevármela de paseo por allí. Metamorfosearnos en Nancys y dibujar las laderas nevadas cual biorobots de última generación.


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