viernes, 19 de febrero de 2010

Metamorfosis.

Ginebra. Miércoles, 17 de Febrero de 2010.

Llegamos a Baños de Paquis hacia las 7 de la tarde y rápidamente iniciamos nuestra metamorfosis para tomar una sauna. En el vestuario (o microcambiador individual) nos dimos cuenta de varias cosas.
La primera de ellas es que, pese a la mejora del clima en estos últimos días, el frío que casca en Ginebra es monumental. Más si cabe cuando te quedas en cueros picados. La segunda fue descubrir que nos habíamos olvidado nuestras chancletas en casa por lo que nuestros pinreles tuvieron que sufrir inicio de congelación cada vez que contactaban con el suelo de cemento. La tercera y última fue percatarnos de un nuevo olvido al comprobar que no nos habíamos traido el famoso termo de Marc para tener té y hacer la sauna como unos marajás. Macacos-marajas, en este caso.
Pese a todo seguimos adelante y nos disolvimos, ya metamorfoseados, entre el resto de la manada.

Antes de nada, un baño refrescante en las gélidas aguas del lago Leman.
Marc no duda en saltar cual rana pero servidora se congeló tan sólo con el contacto de las aguas hasta el nivel de la cadera. Demasiada impresión para un organismo mamífero y de latitudes más bien cálidas...


"Maarrrrcc...Reanímame..." "Bego hago lo que puedo...el masage cardíaco no es mi especialidad...¡¡¡yo sólo sé de C++!!!"

Después del susto, nos adentramos en la extraña sala del baño turco, con todos sus vapores y un ambiente cargado de humedad. Allí los macacos se sientan en silencio y se aclimatan como buenamente pueden.


"Ai, Mare de Déu dels desamparats...unos minutos más en el lago y la palmo...¡Fijo!"


Después nos metimos nuevamente en el lago y, tras el impacto, nos fuimos a la sauna seca. La pequeña caseta de madera donde los macacos se sientan, también en silencio, al calor de unas brasas. Hay dos salas.


"Aich...esta está a tope. Bego, mejor vayamos a la otra..."

Allí dentro, Marc me explica que un amigo suyo tiene una cita con una tía el próximo viernes y que a ver qué pasará esta vez. Me dice que a su amigo le gustan todas y que lo que necesita es una novia. No sé porqué, la historia me pone un poco de mala leche, me enfurruño un poco y le digo sarcásticamente: "Claro, es que los tíos necesitáis follar con cualquiera hasta encontrar una novia...¿no?"

Y nos quedamos tal que así durante un minuto. Bueno, quizá dos...

Después, nuevo baño en el lago y al Hammam. Allí los macacos se frotan el cuerpo con una jabón especial y se relajan en una sala decorada con lucecitas en el techo. Es como un Belén pero sin figuritas de los Reyes Magos ni musgo. Allí nos frotamos la espalda y nos tiramos cubos de agua. Pero nos los tiramos de buenas porque ya no estábamos enfurruñaos y yo no quería causar ninguna molestia a ningún otro macaco.


"¡Auchhhh Bego! ¡no frotes tan fuerte!", "Calla hombre, no seas exagerado..."

Después, último baño en el Lago antes de meternos en la sala de descanso. Marc resbala al meterse en el lago y sumerge accidentalmente y de sopetón todo su cuerpo serrano en las gélidas profundidades.


"m..m...mmm....mMMmmmM....me muerooOoOoooOOO..."

Por suerte, tal cosa no sucedió y pudimos llegar, como decía, a la sala de descanso. En esa sala los macacos se relajan en un ambiente sin calores ni vapores excesivos y bien acondicionado con tumbonas y mantas. En silencio, nos quedamos allí tumbados durante unos minutos. Sólo el tiempo justo para que la metamorfosis actuara y nos devolviera nuestra forma humana .

miércoles, 17 de febrero de 2010

Paranormal activity II o "El misterioso caso de la naranja exprimida a media noche".

En el mismo piso ginebrino, y tan sólo minutos antes de la desconcertante conversación paranormal, un hombre abandona repentínamente su cama.
Sólo necesita tres pasos para llegar a la micro-cocina y allí poder consumar su plan maquiavélico e insospechado.
La nevera se abre y su ténue luz ilumina fugazmente al agresor. Todo sucede muy rápido. Sus movimientos son certeros y la víctima no opone resistencia. Sabe sobradamente que no tiene escapatoria. Esta vez ha sido su turno.

Medio en sueños, la mujer que quedó en la cama del asesino farfulla lo que parecen unas palabras.

Bego:...Maaaarc....
Marc:....ssshhhshshhshrrrr....
B: ...¿Comiendo naranjas...? ¿A estas horas..?
M:...........Ssssshhhrr.........si.....
B: ...
M: ...¿quieres?
B...Sí...

Y ahí se consuma la matanza definitiva. Toda una masacre silenciosa, bajo el frío y oscuro cielo ginebrino.


Paranormal activity.

Ginebra, 4:30 de la madrugada.
En una habitación-sala de estar-comedor, una pareja inicia una conversación en su cutre-catre-sofacama.

Marc: ¿Bego...?
Bego: .....MmmMmmmmmm................¿qué?
M: ¿Sabes que hace un par de horas te has levantado y me has hablado?
B: ....¿qué?....¿qué dices?...No me acuerdo de nada...¿Pero me he levantado de la cama?¿He caminado?
M: ...No, no...No has salido de la cama pero te has puesto como un suricate...Te has incorporado y...
B: ¿Y qué te he dicho...? (Bego experimenta entonces una ligera sensación de terror)
M:...Noooo, no...nada...No me has dicho nada...Bueno, nada que yo entendiera...
B:...pero... :-/
M:...no, pero eras tú...yo te he preguntado...
B: ¿Qué me has preguntado? (Bego un poco irritada a la par que desconcertada)
M: ...no, no me acuerdo...pero eras tú..
B: ...¡¡hombre claro que era yo!!...¿qué quieres decir?
M:...quiero decir que cuando te he preguntado si estabas bien me has farfullado no sé qué y me has mandado a freir puñetas...vamos que eras tú...
B:...¡Oh vaya! por eso era yo...¡soy una borde! (Bego inicia entonces una cutre-imitación de la niña del exorcista)
M:....jejejejejeejejejjeje...¡Sí! Eras tú misma...
B: ...bueno...no me acuerdo de nada...no sé qué soñaba...
M: ...ya...bueno...no es la primera vez que...
B:!!¿Qué?!!...¿que no es la primera vez?...
M:................................no.

....

B: Pues la próxima vez despiértame.
M: ¿Y si te enfadas...?
B:...no, hombre no...
M:...y si te asustas...
B:...mmmm...ya se verá...


(*) Toda esta conversación ha sido gentilmente traducida al castellano para aquellos que no hablan catalán ni en la intimidad.

martes, 16 de febrero de 2010

Nancy esquiadora.

El Domingo pasado fuimos a hacer esquí de fondo y aún tengo unas agujetas terribles.
Si nadar es una actividad poco adaptada a mi biomecánica, lo del esquí de fondo es algo que ni me atrevo a describir. Es una actividad diabólica. Una tortura consentida en toda regla. ¡Y lo peor del caso es que la disfrutas!
Debo confesar que este fue mi segundo día de experiencia y que el estilo escogido para la ocasión fue el denominado "clásico". Estilo que también podríamos definir como el "Nancy esquiadora" ya que su técnica nos invita a imitar a la clásica muñeca en el avance. Ejemplo pues ideal para ilustrar su mecánica e iluminar a los desconocedores del tema.


¡¡¡Aaarrrrgghhhhh!!!

En cualquier caso, y como decía, este estilo resulta más fácil (ejem...) que el denominado "patinador". Este último emplea unos esquís distintos y su movimiento debe ser más parecido, como el nombre indica, al que realizaríamos si patinásemos. Si patinásemos como Diós manda, claro...
En cualquier caso, para esta ocasión servidora alquiló unos esquís de tipo Nancy y todo ello porque en mi primer día de esquí de fondo Marc me recomendó-convenció-casi obligó a usar el tipo patinador. Que decir tiene que, sin duda, el tipo Nancy es mucho más fácil que el patinador y que aquel día casi cometo un homicido en primer grado con tortura infinita. Creo que sólo gracias al dolor de mis gluteos y mis brazos Marc pudo salvar la vida entonces.
Este Domingo me torné una ultra-Nancy robótica y avancé como pude por los montes nevados suizos. El camino fue doloroso pero el día acabó siendo de lo más gratificante.
Mi querida Mariola está a puntito de llegar de visita y ya estoy pensando en llevármela de paseo por allí. Metamorfosearnos en Nancys y dibujar las laderas nevadas cual biorobots de última generación.


viernes, 12 de febrero de 2010

Soy una perra.

Sí, lo confieso, soy una perra porque, de momento, no voy a apuntarme a francés. ¿Por qué? Pues porque no tengo ganas. Y punto. Sé que es un error, que desperdicio el tiempo, que sería una manera de conocer gente y mil blablablas más...¡Pero no tengo ganas! ¿Y qué le voy a hacer?


"ZzzzZZzzzzZZZzzZZZzZZzzz..."

jueves, 11 de febrero de 2010

Los hombres del CERN.


Ayer recogí el Skodi del taller y quedé con Marc en el CERN para ir a comer juntos.
Finalmente fuimos a "El Palacio Pekinés" que, como vuestra sabia perspicacia os habrá indicado, es un restaurante chino situado (y ahí no llega vuestra perspicacia) en el pueblo de Saint Genis. En la vecinísima Francia. Comimos, pagamos (pues no somos unos cualquiera) y regresamos al CERN para tomar allí el café.

El CERN, ese lugar de espionaje en realidad, está lleno de hombres. Pero lleno, lleno...
Mientras tomaba mi capuccino de máquina no podía parar de observar a todos los seres humanos allí presentes. Mientras lo hacía recordaba que, según cuentan algunas malas lenguas, muchas mujeres en el CERN (que también las hay) tienen problemas para encontrar pareja porque consideran que los hombres de allí, en términos políticamente correctos, no tienen ningún interés.
Yo la verdad estuve sólo media hora pero vi más de un hombre atractivo. ¡Mira no! Uno sólo no...¡Vi un montón! Y es que eso es cosa de probabilidad matemátia pura y dura.
Yo no soy espía pero si en un lugar se concentran cientos de hombres debemos pensar que las proporciones de belleza y fealdad aparecen en igual relación que si hay un número menor de ellos. Osea, que si conozco 10 hombres los más normal es que la mayoría deambule en la franja del espectro relativa a la normalidad. Quizá uno o dos sean realmente atractivos y, del mismo modo, similar número sea tan horrible que debas salir corriendo...Pues ésto se corresponde con 10 sujetos y también con 100. Siempre encontrarás la misma proporción de mediocridad, belleza y fealdad. Y punto.
Ahora bien, quizá yo soy un bicho raro pero ayer sentí ver más chicos guapos que horribles engendros y ésto puede ser por varios motivos.
El primero puede deberse al hecho de ser alguien que aprecia en mejor medida aquello bonito que encuentra en su camino. Osea alguien que cuando pasea por la calle es consciente de su basura, pero prefiere recordar lo bonito de los edificios y sus formas. ¡Optimista! Que la vida lo merece.
El segundo motivo seguramente sea que, debido a mi escasa oportunidad aquí de quedar con mucha gente, ayer me encontraba sobreestimulada con tanto ser humano a mi alrededor. Aquello era una locura de hombres y hombres por doquier y yo estaba como loca. Según Marc, ayer miraba todo aquello del mismo modo que los suricates se levantan para ver mejor la sabana.


"A ver quién viene por aquí..."

El tercero será que como yo no soy una espiá no sé lo que es estar rodeada de tanto hombre deseoso de acostarse conmigo. Pues ya se sabe que todos esos espías no sólo son seres con intereses intelectuales sino que tienen debilidades por las carnes. ¿Pero y quién no?
¡Yo soy una maldita maestra de escuela y mi condena es la contraria! Estar rodeada prácticamente de mujeres y sufrir conflictos relativos al tono de voz empleado en el saludo matutino...¡Qué injusto es el mundo!
Le decía ayer a Marc que, cualquier día de éstos, tengo que llevar a unas cuantas amigas al café del CERN. Pues seguro que ellas también apreciarán, como yo, lo mejor del paisaje...

Multi-Marcs.

Marc quedó tan impresionado con mi aspecto de ejecutiva que no pudo evitar pedirme que le hiciera un traje a medida para parecer todo un broker. ¡Y mirad qué guapo me ha quedado! Parece todo un broker de última generación ¿Eh?


Lo malo, no obstante, es que pedir ciertas cosas a personas malvadas como yo tiene sus peligros. Especialmente cuando quien es tan malvado tiene además demasiado tiempo libre...

Una se lía, se lía...¡y no para!

¡Y sigue! Y se acuerda de que ahora está en Suiza y claro...

El mal se ejecuta sin remedio y sólo ruego que me perdone y que su paciencia infinita actúe de nuevo en mi beneficio...

¡Amen!

Bueno, vuelvo a ponerlo de traje que me gusta más y está más guapo...

"Bego, aquesta me la pagues..." (*)

(*) "Bego, ésta me la pagas..."
Traducción para los que no hablan catalán ni en la intimidad.

martes, 9 de febrero de 2010

La raya diplomática.

No os he contado muchas cosas estos días porque he estado "desganá". Así de simple y raso...
Procuraré remediarlo porque no puede de ser que me encuentre así y que os tenga en ascuas sobre ésta, mi apasionante vida. ¡Que sois todos unos chismosos!¡Que lo sé yo!

Lo que os quiero contar, a estas alturas, es el shock que recibí cuando llegué el primer día a clase de inglés y vi a mis compañeros por primera vez. Resulta que en el curso somos unas siete personas y todos, el primer día, vestían trajes de raya diplomática. Bueno todos menos yo, claro.
Aquel día, para variar, llevaba mis bambas lilas y mi acostumbrado desaliñe. Me fijaba en el resto de mis compañeros y ninguno de ellos llevaba nada que no fuera de color negro o gris y en perfecto estado de conservación. Mis bambas me parecieron entonces más mugrientas de lo normal y la combinación de éstas con mis calcetines de colores me hicieron pensar en la impresión que ellos se llevaron de mí al verme. Pues desastrosa, sin duda.
Casitodos ellos trabajan en la banca y van impecablemente vestidos. Los primeros días eran de lo más serios pero parece que poco a poco el ambiente va mejorando. ¿Será que el hábito hace al monje?
Por suerte el profe (que es un tío, por cierto) no viste nada formal y creo que al verme sintió el mismo alivio que sentí yo al ver sus bambuchas desteñidas. Entre ese pequeño ejército de trajes grises y aristas marcadas cualquiera puede acabar sintiéndose de una elegancia tan parca como la del gran Lebowsky y eso es algo que intimida bastante. Creedme.
La semana pasada se incorporó al curso una chica argentina que, milagrosamente, ni viste raya diplomática ni trabaja en la banca. Es estudiante y su estilo es tan elegante y sofisticado como el mío. Otra buena noticia, sin duda.
No tengo nada en contra del traje y las rayas verticales pero es que, la verdad, no me veo, no me veo...
"Pues que sepa usted que el euríbor ha subido un pico así que...¡¡¡Manos arriba!!!"


Ginebra en directo.

Son las 9:27 de la mañana y está nevando copiosamente. Los copos son de tamaño considerable aunque nada comparables a los que vi caer, junto a Marc, en la ciudad de Copenhage durante mi Erasmus.
Hoy precisamente he llevado mi Skodi al taller para que le arreglen el limpiacristales vago. Aquel que, para el que no lo sepa, me atormentó durante mi viaje de regreso a Ginebra.
Estos días hace frío, como de costumbre, y nieva almenos un día a la semana. Sin embargo el tamaño de los copos resulta ser siempre casi insignificante y ni siquiera la nieve llega a cuajar en el suelo. Hoy ha amanecido distinto y la nevada que ahora cae es muy intensa. ¿Por qué hoy precisamente? Pues primero porque hoy volví a coger el coche y segundo porque Marc, hoy también, estrena su flamante bicicleta nueva para ir a currar. Y es que todo tiene que pasar por algún oscuro motivo...


"Begoooooooooooooooooooo!!! Crec que avui no arribo al CERN!!!!!"(*)

(*) "Begooooooooooooooooooooo!!!Creo que hoy no llego al CERN!!!!!" Traducción para los que no hablan catalán ni en la intimidad.


Samuel L. Jackson

El otro día soñé que me fumaba un porro con el mismísimo Samuel L. Jackson. Lo más interesante del tema es que el tipo los liaba con papel de lija y cuerdecitas marrones.
Definitivamente he estado viendo demasiado cine de Tarantino estos días. Eso o algo peor...

miércoles, 3 de febrero de 2010

El invierno va a ser largo...

Ésto no lo digo yo sino la famosa marmota Phil que, por lo visto, sabe un huevo sobre el tema. Resulta que ayer se celebró El día de la marmota en la ciudad de Punxsutawney (Pensilvania, EEUU) y el animalito anunció, a su manera, que el invierno será seis semanas más largo.¿Cómo se te queda el cuerpo? Pues como a mí...


Y para los seres humanos que no conozcan a la marmota Phil, sus recomiendo el visionado de la gran pinícula Atrapado en el tiempo, con el bueno de Bill Murray y la guapísima-sosainas de Andy McDowell. Muy apropiada para estos días.


martes, 2 de febrero de 2010

Oui, oui, oui...

Ayer, después de los dolores, me apunté a un curso de francés. Bueno oficialmente aún no estoy apuntada porque hoy puedo ir a una sesión de prueba para ver si los allí presentes no me dan miedo y decidir si me quedo en la clase a aprender algo. Ayer hice también el test de nivel de la muerte. No veas, las cosas que me preguntaron...¡pero lo hice COJONUDO!
Para rematar el día, vamos.

El hombre-perro.

Ayer tenía deparadas algunas otras sorpresas.
Estaba esperando mi tranvía para acercarme a la escuela de idiomas cuando oigo un sonido ronco y repentino proviniente del otro lado del andén. Por un instante no reconozco el origen del mismo hasta que, nuevamente, se repite.
Resulta que el responsable era un tío que estaba ladrando a la gente presente. El tío llevaba la típica sudadera a lo hip-hopero y gafas de sol. Lo de la sudadera tiene su qué por esto del frío que cascaba pero lo de las gafas de sol, con la nieve que caía, no lo tengo muy claro...
La cuestión es que el tío ladraba a las personas y rápidamente se dibujó en torno a él un círculo de seguridad. Todo el mundo evitaba acercársele a menos a de diez metros.
En una ocasión se acercó a mi andén y soltó tal ladrido a una señora que la hizo pegar un bote. La mujer, aparte del salto, sólo se movió lo justo para seguir manteniendo el invisible círculo de seguridad. Ni le dijo una malapalabra ni nada parecido.

Con la impaciencia de una niña malvada, yo esperaba el momento en que el hombre-perro subiera a su transporte y empezase su retaíla de ladridos a los simples humanos. Todos ellos, viejos y no tan viejos, sortearían el círculo de seguridad dando saltos, contorsionando el cuerpo y, lo peor, sin soltar ni un guau como contrarespuesta.
Llegó su autobús (que resultó ser el número 3) y, mira tú por donde, esperó educadamente a que todo el mundo bajara. No dijo ni mu. Bueno, no dijo ni guau. Y yo me quedé allí pensando que no era un hombre-perro sino un capullo integral...

lunes, 1 de febrero de 2010

Hoy.

Hoy me he levantado dispuesta a hacer de este día un día cojonudo. Así de simple.

Me he levantado antes de las 10 de la mañana, he preparado mi mochila para la piscina, he comprado el periódico y me he acercado hasta la cafetería de la rue Voltaire para zamparme un pastelillo de manzana. Uno de los buenos de verdad.

Tenía mi periódico y aún era oficialmente temprano cuando resultó que la cafetería de mis sueños estaba cerrada. Todos los lunes lo está y yo sin saberlo.
He ido a otro sitio y allí me he mirado el infumable País de hoy donde lo más interesante resultaba ser el hijoputa que Esperanza Aguirre soltó hace unos días a micrófono abierto. Lo de Haití sigue fatal y en Ciudad Juárez han acribillado a tiros a una docena de chavales por culpa, al parecer, del narcotráfico.
Pese a todo mi croissant de chocolate y mi chocolat chaud estaban de vicio y nada ha detenido mis ganas de echar unos largos y de conseguir que mi día fuera cojonudo.

Camino de la piscina, y a la altura de la comisaría de nuestra calle, me cruzo con una chica que lloraba desconsoladamente. Yo me paro y, en mi inglés, le digo si necesita ayuda. La chica, quizá sólo algo más joven que yo, me contesta en un inglés que, sumado a su aspecto, me confirma que no es suiza. Su piel era blanquísima, su nariz prominente y su semblante y belleza de ese tipo que no adivino a acertar pero que no puedo negar como evidente. Seguramente era una chica de Europa del Este. Lloraba mucho y me ha dado pena por ella. Le he vuelto a preguntar si necesitaba algo y si se encontraba bien y me ha mirado a los ojos, esta vez sí, y me da dicho un no con un gesto que sólo por una fracción se segundo habria sido un sí. Quizá al final sólo pensó que era una desconocida y que no tenía sentido pararse conmigo...

Ella se ha alejado, su cuerpo lo ha hecho, y yo he proseguido mi camino hacia la piscina pensando en el tiempo que hacía que no veía a alguien adulto llorar así en la calle.
Pensando en ello me he dado cuenta de lo triste que uno tiene que estar para desprotegerse ante todos de esa manera. Pensaba que esas Licencias para llorar en público, por otro lado tan saludables, sólo las concedemos a los niños, a los locos y a los mendigos. Los que lloran por desesperación o por inconsciencia.

Mientras en la piscina echaba mis primeros largos pensaba si alguién más se habría detenido por aquella chica. Pensaba si en realidad su problema era sólo que algún capullo la había hecho daño. Si lo que pasaba es que ese mismo capullo se estaba tirando a otra. Pensaba si en ese instante la chica se encontraba ya junto a alguien cercano a quien contarle lo sucedido. Quizá con suerte ya se reía sobre el capullo en cuestión y hasta se acordaba de mi: "¿Y sabes? Una tía con un gorro naranja horrible se ha parado a ver qué me pasaba..." "Uy seguro...¡a lo peor era tortillera!"
Pensaba en ese final y no en otro. Otro en el que mi chica sigue llorando y no tiene a nadie que le dé consuelo. Como me ha gustado más el primero, he conseguido olvidarme de mi chica y seguir con mi intento de natación robotizada.
Al final el día ha estado muy bien. Tanto que hasta quizá hoy me apunte a francés. ¿Qué os parece? Pues cojonudo. Lo que yo decía.

Ayer.

Todo el fin de semana nos ha acompañado el sol y ayer, pese al frío, hasta cometimos la bravuconada de tirarnos al lago después de una media hora de carrera. Confieso que, con la impresión, debí sufrir lo más parecido a una miniparada cardíaca pero reconozco que fue divertido. Después estuve tiritando un buen rato y no se me paró el tembleque hasta que nos tomamos una sopa caliente en el restaurante de los baños de Paquis.
Recuerdo que, antes de saltar al agua, una chica allí sentada nos dijo:"¿De verdad que pensáis saltar?
La chica resultó ser de Barcelona y nos reconoció por ésto de hablar catalán mientras nos quitábamos la ropa ante el asombro de parte del público allí congregado.
La chica llevaba bambas lilas, chaqueta lila también y miraba el lago con esa mirada que a veces todos ponemos y que no es otra que la de mirar algo a conciencia cuando en realidad no quieres mirar a ningún sitio. Parecía francamente hastiada. Resulta que llevaba cinco años en Ginebra y nos confesó que, ayer precisamente, estaba muy harta de seguir en Suiza. Trabajaba como productora televisiva, parecía tener sentido del humor pero, pese a morir de ganas por hacerlo, decidió no dar más detalle de su descontento. Quizá porque tampoco hacía falta o quizá porque sólo pensó que éramos un par de extraños a los que su historia no nos habría importado un pimiento.
Le ofrecimos chocolate y, antes de marcharnos a por la sopa, la invitamos a hacernos compañía. ¿Por qué no? Ella pareció agradecida pero declinó la invitación a través de contrainvitarnos dentro de un rato a su reunión con un amigo suyo que, en poco tiempo, debía llegar. Nosotros finalmente no aparecimos en dicho lugar y ahí quedó esa posibilidad de conocer a alguien nuevo que, por su semblante, parecía más interesada en nuestra compañía de lo que sus actos dijeron finalmente. Quizá tanto como el nuestro. Una pena...