Ginebra. Miércoles, 17 de Febrero de 2010.

"Maarrrrcc...Reanímame..." "Bego hago lo que puedo...el masage cardíaco no es mi especialidad...¡¡¡yo sólo sé de C++!!!"

"Aich...esta está a tope. Bego, mejor vayamos a la otra..."


"m..m...mmm....mMMmmmM....me muerooOoOoooOOO..."
Llegamos a Baños de Paquis hacia las 7 de la tarde y rápidamente iniciamos nuestra metamorfosis para tomar una sauna. En el vestuario (o microcambiador individual) nos dimos cuenta de varias cosas.
La primera de ellas es que, pese a la mejora del clima en estos últimos días, el frío que casca en Ginebra es monumental. Más si cabe cuando te quedas en cueros picados. La segunda fue descubrir que nos habíamos olvidado nuestras chancletas en casa por lo que nuestros pinreles tuvieron que sufrir inicio de congelación cada vez que contactaban con el suelo de cemento. La tercera y última fue percatarnos de un nuevo olvido al comprobar que no nos habíamos traido el famoso termo de Marc para tener té y hacer la sauna como unos marajás. Macacos-marajas, en este caso.
Pese a todo seguimos adelante y nos disolvimos, ya metamorfoseados, entre el resto de la manada.
La primera de ellas es que, pese a la mejora del clima en estos últimos días, el frío que casca en Ginebra es monumental. Más si cabe cuando te quedas en cueros picados. La segunda fue descubrir que nos habíamos olvidado nuestras chancletas en casa por lo que nuestros pinreles tuvieron que sufrir inicio de congelación cada vez que contactaban con el suelo de cemento. La tercera y última fue percatarnos de un nuevo olvido al comprobar que no nos habíamos traido el famoso termo de Marc para tener té y hacer la sauna como unos marajás. Macacos-marajas, en este caso.
Pese a todo seguimos adelante y nos disolvimos, ya metamorfoseados, entre el resto de la manada.
Antes de nada, un baño refrescante en las gélidas aguas del lago Leman.
Marc no duda en saltar cual rana pero servidora se congeló tan sólo con el contacto de las aguas hasta el nivel de la cadera. Demasiada impresión para un organismo mamífero y de latitudes más bien cálidas...
Marc no duda en saltar cual rana pero servidora se congeló tan sólo con el contacto de las aguas hasta el nivel de la cadera. Demasiada impresión para un organismo mamífero y de latitudes más bien cálidas...

"Maarrrrcc...Reanímame..." "Bego hago lo que puedo...el masage cardíaco no es mi especialidad...¡¡¡yo sólo sé de C++!!!"
Después del susto, nos adentramos en la extraña sala del baño turco, con todos sus vapores y un ambiente cargado de humedad. Allí los macacos se sientan en silencio y se aclimatan como buenamente pueden.
Después nos metimos nuevamente en el lago y, tras el impacto, nos fuimos a la sauna seca. La pequeña caseta de madera donde los macacos se sientan, también en silencio, al calor de unas brasas. Hay dos salas.

"Aich...esta está a tope. Bego, mejor vayamos a la otra..."
Allí dentro, Marc me explica que un amigo suyo tiene una cita con una tía el próximo viernes y que a ver qué pasará esta vez. Me dice que a su amigo le gustan todas y que lo que necesita es una novia. No sé porqué, la historia me pone un poco de mala leche, me enfurruño un poco y le digo sarcásticamente: "Claro, es que los tíos necesitáis follar con cualquiera hasta encontrar una novia...¿no?"
Después, nuevo baño en el lago y al Hammam. Allí los macacos se frotan el cuerpo con una jabón especial y se relajan en una sala decorada con lucecitas en el techo. Es como un Belén pero sin figuritas de los Reyes Magos ni musgo. Allí nos frotamos la espalda y nos tiramos cubos de agua. Pero nos los tiramos de buenas porque ya no estábamos enfurruñaos y yo no quería causar ninguna molestia a ningún otro macaco.
Después, nuevo baño en el lago y al Hammam. Allí los macacos se frotan el cuerpo con una jabón especial y se relajan en una sala decorada con lucecitas en el techo. Es como un Belén pero sin figuritas de los Reyes Magos ni musgo. Allí nos frotamos la espalda y nos tiramos cubos de agua. Pero nos los tiramos de buenas porque ya no estábamos enfurruñaos y yo no quería causar ninguna molestia a ningún otro macaco.

"¡Auchhhh Bego! ¡no frotes tan fuerte!", "Calla hombre, no seas exagerado..."
Después, último baño en el Lago antes de meternos en la sala de descanso. Marc resbala al meterse en el lago y sumerge accidentalmente y de sopetón todo su cuerpo serrano en las gélidas profundidades.

"m..m...mmm....mMMmmmM....me muerooOoOoooOOO..."
Por suerte, tal cosa no sucedió y pudimos llegar, como decía, a la sala de descanso. En esa sala los macacos se relajan en un ambiente sin calores ni vapores excesivos y bien acondicionado con tumbonas y mantas. En silencio, nos quedamos allí tumbados durante unos minutos. Sólo el tiempo justo para que la metamorfosis actuara y nos devolviera nuestra forma humana .