domingo, 8 de julio de 2012

Salto al vacío.

El día de la mutación veraniega pudimos presenciar un momento de los grandes en los Baños de Paquis.
Estábamos repanchingados cuando algo nos obligó a mirar hacia la zona de trampolines. En la última de las plataformas, la de 10 metros, una bañista medita sobre su inminente caída al vacío. La chica, por supuesto metamorfoseada como todo Diós allí, duda y duda ante su futuro salto. La espera se prolonga unos largos minutos hasta que el público allí congregado empieza a animarla con aplausos y cánticos. Nosotros, para no ser menos, nos unimos a ellos. La pobre no sabe qué hacer. Todas las focas y leones marinos mueven sus patitas en aplausos cada vez mayores. Ella sigue sin saber qué hacer. El público corea aplausos y ánimos a gritos. Se produce el salto. El público enmudece. El mamífero marino cae. El ruido es estruendoso. La cabeza de lo que a distancia parece una morsa reaparece. Todo el mundo grita de alegría. ¡Espectacular!

"Si lo llego a saber me quedo en casa..."

Al cabo de unos minutos la morsa saltadora se une al grupo animador. Sus nalgas enrojecidas rebelan el porqué del estruendo ensordecedor en su amerizaje. Darwin habría enloquecido...

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