Atrás quedó nuestra metamorfosis hivernal en las saunas para dar paso a
nuestra nueva e inesperada mutación estival. Ésta se produjo en los
Baños de Paquis, lugar al que nos dirigimos para comer y darnos un
chapuzón en el lago. Todo sucedió tan rápido que casi parece
mentira...¡Pero no lo es! Y por supuesto tengo documentos que así lo
certifican.

Si
en invierno fueron los macacos japoneses dueños del territorio, ahora
en verano, son los mamíferos marinos los que se han hecho con el
control de la zona. Baños de Paquis aparece cada día abarrotado de
focas, elefantes y leones marinos en poses y actitudes tan variadas como
ciertas. Nosotros mismos, sin percatarnos de tales cambios, fuimos
también víctimas del extraño encantamiento y no pudimos hacer otra cosa
que sucumbir ante su poder.

Los
cuerpos allí están por doquier y ofrecen sus carnes desparramadas al
sol para que éste las fría sin piedad. Muchos se adentran en el lago
perturbando la tranquilidad de las aves que, desorientadas por el
espectáculo, casi ni se acercan al lugar. Otros, la menor cantidad de
ellos, se pasan el día saltando desde unos trampolines allí dispuestos.
Darwin no daría crédito si levantara cabeza.
Pedí a Marc que me sacara una foto y, lejos de aparecer tan divina como esta jovenzuela...

...éste fue el espeluznante resultado.

¡Prueba inequívoca de lo que allí pasa estos días!
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