El día antes de la boda dió realmente para mucho. Durante la mañana hicimos las últimas compras y encargamos el ramo de novia. Por la tarde Marc estuvo con Jone por ahí y servidora estuvo poniendo en práctica las lecciones de manicura aprendidas en youtube. Hablando de manicura, esa misma mañana, mientras compraba todo lo necesario para dejar de tener manos de camionero, recibí una llamada inesperada. Era del ayutamiento de Ginebra. No tenían la documentación de los testigos de la boda. "¿Comooooorrrlll?" dije yo. Acto seguido fui a buscar a Marc quien se encontraba en la tienda de electrodomésticos comprando una plancha nueva (¡que no queríamos ir arrugados hombre!). Le explico lo sucedido. Llama a la Mairie y éstos le confirman que en su momento envió mal el fax con las documentaciones. Pedimos un millón de disculpas y, 24 horas antes de la ceremonia, reenviamos todo para que la boda pueda celebrarse. "¡Con un par!" que diría alguno...
Bueno, dicho ésto, regresemos a la manicura youtubesca de la tarde. Pasan las horas y confirmo mis temores. La maldita ecuatoriana del youtube se ha pasado unas diez mil horas, como poco, haciéndose la manicura. ¡No es tan fácil como dice en su video! Mis manos no se parecen ni de lejos a las suyas. La manicura francesa es un infierno y para colmo la acetona se me acaba como si fuera el último barril de crudo del planeta. Me pasé con intentos fallidos unas buenas horas hasta que Marc regresó con Jone a casa. En un momento de descuido Jone se pone de pie y arrea con todo el kit manicuresco que, inconscientemente había puesto sobre la mesa sin protocolo antibebés despiadados. En un gesto que me honra como madre, cojo a mi hija y la alejo sin más de la zona 0 manicuril. Todo por el suelo. Sólo quedaban ya dos gotas de acetona...Valorando el posible abandono en un orfelinato de Jone, decido mejor renunciar a la imposible manicura francesa y asumir las mejoras en mis manos como agua de mayo. Mis manos ya no eran las de un camionero así que podíamos aceptar pulpo como animal de compañía.
Mis padres y mi hermano Asier llegaron al poco rato y fuimos a cenar al Chez Carlos. Nos metimos una cena de órdago entre pecho y espalda. El cordon rouge y la carne de caballo tuvieron mucho éxito.
Regresamos a casa y ahí, después de todo el ajetreo, decidimos meternos en el sobre y dejar para mañana el planchado de la ropa. ¡Craso error! ¿No dice el saber popular que nunca dejes para mañana lo que puedas hacer hoy? Al día siguiente nos levantamos con aparente tiempo de sobra. Yo tenía que ir a la peluquería y Marc debía recoger el ramo de novia. El día amaneció lluvioso pero no nos pareció nada grave. Empiezo a preparar las cosas, cojo la flamante plancha nueva y la enciendo. Al cabo de pocos segundos huele a quemado. ¡¡La planchaaa!! Con las prisas no retiré el plástico protector de la plancha y éste, con el calor, se pegó cual mala cosa desprendiendo un fuerte olor a goma quemada.¡Desastre total! No había manera de retirar el plástico. Con mucha paciencia y la suerte de los tontos, consigo retirar el plástico quemado y prosigo el planchado de la ropa. ¡Lo que sea, pero nada de casarse arrugados! Salimos de casa ya tarde y en el Skodi nos ponemos rumbo a la Mairie. Ginebra, lluvia, coches...¡El tráfico era otro infierno! Nos costó horrores atravesar el puente de Monblanc. Incluso llamamos a la Mairie para decir que llegábamos tarde. Marc y yo, desesperados por el miedo a que la boda no puedira celebrarse. Jone se nos puso a llorar y tuve que darle el pecho en el coche. Se quedó frita, la pobre. Atravesamos el puente de Montblanc, aparcamos el Skodi en un parking y salimos corriendo con Jone dormida en su cochecito. La boda era a las 11:00 y al final llegamos a las 11:01 pero, por suerte, los suizos nos perdonaron el retraso. La mujer que nos casó fue un encanto y todos los invitados se autropesentaron en nuestra ausencia. Total, que al final todo salió bien y ahí quedó la aventurilla. La verdad que con todo llegamos un poco "arrugaos" pero nos casamos y la mar de contentos. Por cierto, no he vuelto a planchar nada desde entonces...