
Ayer mismo un sufrido socorrista interrumpió mi segundo intento de apnea casera. Mi tiempo era entonces de 1:03 pero un golpe inesperado en mi pie obligó a detener mi reto absurdo. El pobre chico puso cara de perplejidad y yo sólo pude disculparme diciéndole que en realidad hacía el tonto con el crono y que me encontraba bien. El chico sonrió y volvió a su sitio. Yo me quedé en el agua y seguí haciendo el tonto con el crono.
Así me gusta, un socorrista responsable...
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