...a Eduard se le escapó el pipí...
Hoy amigos es un día histórico en mi faceta como profe. ¡Por primera vez se me ha hecho pis un niño en clase!
Estaba en mi sesión de teatro con los niños de primero cuando Eduard confiesa que se le ha escapado el pipí. Al principio, el crío intentó disimular diciendo que la mancha delatora era fruto del sudor y del calor en la clase pero, vistas las evidencias, el pobre ha tenido que confesarlo todo. Por lo visto pidió ir al lavabo cuando acababa de llegar del patio y, claro está, la profe anterior no le dejó ir. Después el crío se vino conmigo y no me dijo ni Pamplona...
Estábamos representando el cuento de las siete cabritas y él hacía de lobo.
Con su mano enfundada en la marioneta del lobo, interpretó su papel como un maestro llevando el método Stanislavski al límite. En la escena cumbre, nuestro trágico lobo, preso de una sed infinita y de una panza llena de piedras, precipitó su caída al río de forma magistral. Eduard además, en una fusión paranormal y freudiana, acompañó a la marioneta con todo lo demás. Puso el alma, la interpretación y el río entero...
Me lo tuve que llevar a una sala especial para solucionar estos pequeños desastres. Allí le ayudé a cambiarse con ropa de tropecientos niños para ocasiones como estas. El pobre es un cielo. Un niño dulce de esos que te dice cosas al oido como que le gusta verte con la chaqueta lila. Yo me lo miraba y sólo deseaba que, en un futuro, nunca recordase lo enorme que le quedaba la camiseta que le hemos puesto y lo cabroncete que ha sido Ermengol cuando ha descubierto su pecado...

"¿¡Por qué tuve que mearme así!? ¡¡¡¿Por qué?!!!"