Bueno, vaya por delante que la película que vimos ayer fue Oblivion y que fue una verdadera basura...
Después de este dato anecdótico (como casi todo lo que escribo aquí), acabaré de explicar la aventurilla triathlera y lo que sucedió después de que saliera del lago.
Lo de salir del lago tiene su qué y no sólo por el hecho de que la natación previa con rémora es de lo más cansada. Cuando te pones en pie tu cuerpo no parece tuyo y supongo que eso es lo difícil que tiene esto del triathlon. Es como si, poco a poco, recuperases la sensación de tener piernas y así vas corriendo (o algo parecido) hasta llegar a la zona donde está tu bicicleta. La zona de transiciones, vamos.
En este caso dicha zona estaba como lo estaban las boyas en el lago. Ahorraré la frasecita (por hoy). Cuando finalmente llegas lo primero es encontrar tu bici y no montarte en una parecida con unas bambas que no son las tuyas. Parece cosa fácil pero no lo es.
En mi caso no llevaba neopreno así que, se supone, la cosa no tenía que ser muy complicada. Pues no sé qué hice pero mi primera transición fue de las más lentas. Que, por cierto, te miden todos, toditos los registros. ¿Va a ser que Marc tiene razón en eso de que tardo un huevo cada vez que me ducho? La cosa es que yo tenía la impresión de ir la hostia de rápido per está claro que el conocerse (y sobretodo el desconocerse) depende de las variadas situaciones a las que te enfrentas...
Finalmente salgo con la bici y ahí constanto nuevamente que el ser humano es fascinante. ¡Pero qué velocidad lleva la gente! ¡Y hablo de gente de todo tipo! Con el atletismo ya aprendí que las apariencias son sólo apariencias y que jamás (¡jamás!) debes valorar a nadie por su aspecto. Yo ya he visto chicas muy bajitas saltar 1,80 en altura y tías de buenos panderos correr como jabatas así que lo que vi en la sección bicicleta era más que esperable.
Yo no llevo calas porque me da miedo caerme con la bici enganchada y porque para mi nivel bicicletero sin ellas voy que ardo. Con calas o sin ellas, me adelantaron gentes de todo tipo y de panderos de todos los tamaños. Lo de la bicicleta es tremendo. En las bajadas yo seguía pedaleando y gentes de buenos panderos me adelantaban sin siquiera mover las piernas. ¡Impresionante!
Los 20 km en bici fueron más duros de lo que esperaba. No llevaba botellín de agua (gadget imprescindible que tengo que adquirir) por lo que acabé con la lengua como si fuera de esparto...¡Qué sed!
Cuando llegué de nuevo a la zona de transiciones sólo tenía que bajarme de la bici, quitarme el casco, beber agua del botellín que tenía en mi sitio y salir corriendo. Lo hice todo menos lo de beber agua.¿¡Pero soy jilipollas o qué!? Pues espero que sólo sea el efecto transición. En esta ocasión, con las prisas, compensé el pachorrismo de mi primera transición.
En cualquier caso a los quince metros el esparto de mi boca era insoportable y por primera vez en mi vida deportiva echo mano, sí señores, del avituallamiento. ¡No veas! Lo de coger ese vaso de plástico y atinar en la boca tendría que ser por sí misma modalidad olímpica. Con la sed que tenía y lo acartonada que estaba, inundar mis fosas nasales de Gatorade fue un cuadro. Pero ahí que seguí y hasta repetí avituallamiento. En esta ocasión, además, cuando me deshice del vaso casi acerté a darle a un pobre viandante en la cabeza. Cosa que, de haber sucedido, igual habría naturalmente incrementado mi ritmo por miedo a las represalias.
Debo decir que lo de correr se me da mejor que la bici y que, milagrosamente, fui adelantando corredores durante toda la fase. Lo que fuera menos quedarse en la terrible tierra de nadie.
Pero el recorrido es emocionante y el esparto ha desaparecido de mi boca. El lago luce espectacular y mis pensamientos son constructivos. Todo positivo. Pienso en Jone y en Marc. Por un momento recuerdo el video de Forrest Gump y siento que se me escapa la sonrisa. Sigo adelantando a más corredores y visualizo la meta. Miro el reloj y veo que lo de bajar de hora y media va a ser difícil. Sigo, sigo, sigo y finalmente llego a la meta parando el crono en 1:31.17. No había bajado de la hora y media pero era lo de menos. ¡Lo había conseguido!