domingo, 25 de marzo de 2012

Hitos de hoy...

1. Jone ha cumplido nueve meses.


2. Ha pulverizado su registro de abandono de padres...

Sí, la pelotilla roja es ella...

En realidad debemos admitir que este no es su record sino el nuestro. Nosotros no nos atrevemos a dejar que se vaya más lejos y hasta aquí le hemos permitido su escapada. Sospechamos que, gateando, gateando, se iría del parque pero por ahora no nos creemos capaces de comprobarlo. Ya veremos más adelante...

Ginebra, solete y Bob esponja.


Ayer sábado estuvimos por Ginebra aprovechando el solete primaveral. La verdad que desde hace una semana se nota que, por fin, hemos cambiado de estación. Dimos un buen paseo y comimos estirados en el parque de la Grange. Antes de llegar al parque hicimos parada en la exposición que aquí han montado en honor a Bob esponja. No es broma.

La expo tampoco es que fuera gran cosa aunque tenía su gracia. Básicamente eran versiones de cuadros famosos con Bob esponja como prota. La idea, como decía, pues tiene su gracia.

...Aquí a la manera Leonardo da Vinci...

...aquí a lo Rembrandt...

...Van Gogh...

...y patapum chimpum!!!

Y de ahí pues al parquecito a comernos nuestro pan y nuestras cosas. Jone está encantada de la vida con la novedad primaveral y la posibilidad de dar rienda suelta a su gateo. Su marca oficiosa de gateo fueron unos diez metros aunque no tenemos documento que lo acredite. Aquí una muestra en el inicio de su gesta...


Más o menos decidimos "recogerla" a un par de metros de la familia del fondo. Posiblemente se hubiera unido al grupo sin muchos problemas. En fin que el día bien, vamos.

En el dentista.

La dentista era una chica muy agradable. Rubia, alta y de dentadura, como no podía ser de otra manera, immaculada. Revisó mis dientes y, tras un par de radiografías, determinó que los daños ascendían a tres pequeñas caries. Tampoco tan grave, al fin y al cabo, pero suficiente para no poder librarme de una anestesia local con pinchazo incluido. Para mi suerte, la muchacha fue muy profesional y no me hizo mucho daño. Con una sonrisa, me dijo que debíamos esperar diez minutos y allí me quedé, estirada en la silla de tortura blanca impoluta con todo el arsenal metálico dispuesto antes mis narices. Juro que tuve que hacer muchos esfuerzos para no tocar aquellos cachibaches. Esa espera duró lo suficiente para tener pensamientos de lo más variado. Estirada, observaba mis zapatos pensando que una limpieza tampoco les vendría nada mal. "Claro, con La Cachorra arriba y abajo, una va más dejada..." Miraba el arsenal de tortura y me fascinaba especialmente una especie de herramienta que, por su forma puntiaguda y colores, tenía que servir para determinar la profundidad de las caries. Estaba decorada con franjas de colores de tal forma que, imaginaba yo, el dentista podría saber cuan profunda era la "gruta dentaria" en función del color que quedase descubierto. Y decir algo así como: "¡Oh, cielos!¡ Es de tipo amarillo plátano!" o "¡Bueno, sólo es una caqui oscura! También me pareció fascinante el pequeño espejo que usan para mirar todos los recovecos de la boca en busca de grutas y boquetes molares. Me incorporé en un par de ocasiones hasta plantar bien, bien mis narices a pocos centímetros del mismo. Me miré en él y sonreí varias veces cual yegua de granja para comprobar la blancura mejorable de mi dentado. "Quizá debería blanqueármelos...¿Pero acaso son de verdad las dentaduras megablanquísimas de las actrices?" Me detuve un momento escuchando el sonido del taladro característico de los dentistas. Alguien desconocido en la sala de al lado iba a albergar en su boca una nueva estación de metro. Me reí un poco. Lo justo hasta caer en la cuenta de que otra estación de metro se iba a construir también en la mía en poco tiempo. Mi cara hormigueaba cada vez más. Me la tocaba una y otra vez. Empezaba a sentirla como si no fuera mía y como si mis mofletes llegaran a tres palmos de mis narices. Oí a La Cachorra balbucear en la sala de espera. Mai Hombre estaba con ella. Algunas asistentes en batas blancas correteaban por los pasillos. El taladro seguía sonando. Mi cara ya tenía el mismo tacto que la suela de un zapato. Miré un momento por la ventana de la habitación. El sol empezaba a ponerse. De repente, entre el taladro y el corretear de las asitentes, siento el hilo musical de la clínica dental. Sonaba muy suave. Sólo en ese momento lo descubrí. Sonaba un tema de los hermanos Coors. Vuelvo a la ventana escuchando, ahora mejor, la canción. Esa canción sonaba a menudo en el coche de mi ex. Por un momento me transporto a esos años y a esa banda sonora. "Qué cosas..." Pienso en eso del paso del tiempo. Me fascina entonces verme en esa silla blanca con la cara a tres palmos de mis narices. Pienso que quien me iba a decir entonces que estaría en el dentista en Ginebra con Mi Hombre en la sala de espera junto a nuestra hija. Me siento muy bien recreándome en ese pensamiento hasta que llega mi chica rubia. La nueva estación de metro no podía esperar más. Ya estaba lista.

lunes, 19 de marzo de 2012

¡¡Felicidades papá!!


"¡Jooooneeeeee!¡Yo soy tu paaaadreeeee!

¡Y que la fuerza te siga acompañando por muuuuuuchos años más! ¡Muaaaa!

domingo, 18 de marzo de 2012

Oliendo a primavera.



Cambios.

Con el rollo del piso se me pasó decir que desde el pasado viernes (día 16 de marzo) me encuentro oficialmente de excedencia por maternidad. Con la ley en la mano (o bajo los pies si es que se te cae al suelo) puedo estar de excedencia hasta que Jone cumpla los tres años, lo que nos llevaría hasta el 25 de Junio del 2014. Por el momento Marc tiene trabajo hasta agosto de 2013 así que, por ahora, no sabemos si llegaremos a agotar todo el tiempo disponible. Tampoco sabemos si nos quedaremos preñados de nuevo antes de que eso suceda. O si el señor Mas nos decreta un fin de contrato a todos los funcionarios. O si el CERN se va a hacer puñetas. O si encontraremo un piso más grande antes de vernos aquí viviendo con un par de críos. O si el mes que viene va a ser ultralluvioso. O si alguien va a descubrir una cura definitiva contra la malaria. O si algún día veremos la séptima parte de "Alien" en el cine. O si Irán le manda un par de regalos a Israel en forma de cohetes y se lía el megacristo mundial. O si Marc y servidora decidimos, algún día, largarnos a una isla remota a vivir de la pesca artesanal. O si el oso panda es clonado y reproducido artificialmente hasta tornarse una plaga mundial. O si el oso panda se convierte entonces en animal de compañía y todos nosotros tendremos uno en casa. O si con ello, además del par de críos, tendremos que estar en nuestro pequeño cuchitril con un oso panda comiéndose los muebles a falta de bambú. O si...


viernes, 16 de marzo de 2012

¡Ni fuerzas telúricas ni mandangas!

Hoy hemos sabido que el piso "ma-ra-vi-llo-so" no nos ha tocado. Sólo puedo decir...

¡¡Sus muertos, todoosss!!

...y después de este desahogo de poca elegancia, tomemos aire. Seguiremos intentándolo.

domingo, 11 de marzo de 2012

¡Aglutinando las fuerzas telúricas del universo!

Hemos pujado por un piso en la misma Avenue Wendt. Tan cerquita de nuestro cuchitril que no nos haría falta ni fragoneta para hacer la mudanza. ¡La diferencia, claro está, es que este piso al que aspiramos no es un cuchitril!

El piso tiene (léase ésto con tono Primitivo Rojas de El precio justo):


-¡Dos flamantes habitaciones!
-¡Un amplio salón con balcón!
-¡Un cuarto de baño equipado con su bañera, su inodoro y su lavabo! (¡Faltaría más, oye!)
-¡Una cocina maravillosa! (aunque sin horno-cocina ni nevera, pero ¡ma-ra-vi-llo-sa!)
-Una cave (se lee "caf" y es como un cuarto oscuro en el sótano del immueble para meter aquello que no quieras en tu casa. Válido para trastos y para cuerpos inertes...)
-El immueble tiene ascensor y lavandería (osea, lavadora para el que quiera usarla).
-La entrada al ascensor está situada detrás de la pastelería de nuestra calle. Por eso cuando entras huele a croissant y mantequilla...MmMmmmmMmmmm...

¡Todo por un precio apañado y no tan suizo a nuestros bolsillos!

Por favor, que nos toque...

martes, 6 de marzo de 2012

¿Y Jone estos días?

Pues Jone está desatada. A sus ocho meses, no anda pero se pone de pie y se ayuda de los muebles y piernas que encuentra a su paso para desplazarse. Ahora bromeamos diciendo que tenemos una nueva mascota en casa y no un bebé. Bueno, más que mascota, Jone se nos ha convertido en un mapache porque, a diferencia de los perros o los gatos, tiene unas manillas que, como los mapaches, pone en práctica con todo lo que encuentra.

A veces me pregunto qué hace que algunas cosas tengan o no interés para ella.

Por ejemplo, caso 1:

Sobre la pequeña manta acolchada de juegos, Jone se encuentra rodeada de sus juguetes y pertenencias diseñadas especialmente para congéneres de su edad. Todo es tan colorido. Todo es tan aprovado por la Unión Europea...¿Pues qué es lo que más le gusta a Jone? ¡Mis zapatillas mugrientas! Daría su pequeño proyecto de reino por mordisquearlas y saborear las pelusillas de la suela.

Caso 2:

Me pongo a barrer nuestro minipiso. Dejo el recogedor en el suelo. Me despisto un momento y cuando me doy cuenta Jone está catando el recogedor. Ya no puedo dejarlo en el suelo...

Caso 3:

Con el recogedor en volandas sigo barriendo nuestra morada. Jone deja sus quehaceres y persigue incesante las pelusillas que la escoba acumula. No sé qué tienen las pelusillas pero barro el piso a unas velocidades que me río yo muy mucho de Carlos Sainz. Bego acumula pelusillas....¡Jone arrás!...Bego recoge pelusillas...¡Jone arrás! Y así lo que dure la barrida que, por suerte, no es mucho rato.

Así está Jone. ¡¡¡Hecha un bicho!!! Y si no me creéis mirad qué cara gasta nuestra mapache.

¡Mamaaaaaaa pelusaaaaassss!

...Y porque ahora nuestro mapache duerme puedo contar todas estas cosas...


Buscando piso en Ginebra.

Muchas cosas han pasado estas dos últimas semanas. Ya estoy oficialmente de excedencia, dejamos el piso de Igualada y, tras unos días en casa de mis padres, regresé a Ginebra con Jone en mi querido Skodi. Compañero inseparable de alguna de mis andanzas memorables por este mundo...

A mi llegada a Suiza pude comprobar que el invierno doblaba la última esquina. Los días, por fin, son cada vez más largos y más cálidos por lo que puedo decir sin tapujos que la primavera está asomando las orejillas (si es que las tiene y son largas).
Pues bien, como nuestro minipiso ginebrino nos resulta cada vez más angosto y como sabemos que vamos a estar un tiempo por aquí, hemos decidio cambiar de aires y lanzarnos a la caza de piso nuevo. La tarea no es fácil. Hay una oferta escasa para satisfacer una demanda enorme y tan es así la cosa que no sólo es difícil encontrar el piso que te guste sino que el propietario te elija (así porque sí) entre los posibles candidatos. Candidatos que tienen que presentar una jartá de papeles para demostrar que son buena gente y que no van a traficar con armas en el piso. Un tema, vamos.

De momento hemos visitado dos apartamentos y mañana visitaremos otros dos. A ver si tenemos suerte y antes del verano nos hemos mudado...