Resulta que hace un tiempo retomé este despropósito de blog para poder esplayarme con esto de mi nuevo estado de buena esperanza pero a día de hoy me doy cuenta de que no os he atormentado con ninguna de las revelaciones que esta novedad ha suscitado en mi vida y en mis carnes, dicho sea de paso.
Ahora estamos en la semana 20 de embarazo o, dicho de otro modo, nos encontramos en la mitad del camino hacia el parto de la criatura (¡Diós que miedo!).
Para el que no tenga pajolera idea sobre el apasionante mundo del semanario embaracil permitidme unas aclaraciones. Si llegados a este punto todo lo leído te parece un coñazo puedes dejar la lectura pero...¡estás segur@ de no estar preñad@ tú también! Y además un poco de curtura jeneral no hace mal a nadie. Que se sepa...
Como decía, en primer lugar, os informo de que la gestación de seres humanos es de unas 40 semanas y que éstas se cuentan desde el primer día de la última menstruación de la gestante (o mujer preñada, entre mortales). El día estimado de parto es el resultante de dicha cuenta de la vieja aunque no obstante la comunidad médica apunta que, en realidad, el nacimiento puede producirse entre las dos semanas anteriores y posteriores a dicha fecha en cuestión. Conclusión: sale cuando sale y no hay más que hablar.
Como decía estamos en la semana 20 de embarazo. Pero ¿por qué digo estamos?¿Acaso Mi Hombre lleva un pequeño ser en sus testículos? ¿Alberga en su seno un homólogo del que crece en mi interior? ¿Ha sufrido en paralelo un aumento de mamas doloroso?¿Su cuerpo tiene un aspecto día a día más semblante al de un cachuete? ¿Ehhhh?
La respuesta a todas estas preguntas es, obviamente, no pero sin embargo lo de hablar en plural sobre el tema es extrañamente reconfortante y llevo haciéndolo desde el principio de este camino a la desconocido. Cosas curiosas de los seres humanos, supongo.
La semana 20 embaracil te sitúa más o menos en los 5 meses de embarazo o, lo que es lo mismo, la mitad del segundo trimestre. Tema el de los trimestres, apasionante también.
El tema de los trimestres es muy sencillo. En el primer trimestre la gestante (mujer preñada en cristiano) sufre los típicos y comunmente conocidos síntomas de embarazo. Se padecen nauseas, vómitos matutinos o inesperados durante el día, somnolencia extrema, aumento de mamas con dolor lacerante y un otro sinfín de monerías que habrían hecho replantear al majete de Jesús de Nazaré su célebre frase "¡amaos los unos a los otros!". Es lo que tiene no poder albergar un ser en los testículos y hablar por hablar...
En el segundo trimestre (en el que estamos) estas torturas remiten para dar paso a otras. El sueño infinito a lo oso pardo poco a poco cesa pero las nauseas se convierten en un hambre que no se saciaría ni estando en tierra de Jauja. La barriga se hace más evidente y los pechos no sólo ya no duelen sino que tienen un aspecto casi inmejorable. La verdad es que pongo el casi por no parecer altanera pero si quereis unas tetas de lujo dejáos de cirugía. ¡A preñarse todo el mundo! En este trimestre la gestante se encuentra mucho mejor y debo deciros que es absolutamente cierto.
El tercer trimestre o mujer en fase de explosión inminente destaca por convertir a la mujer en un ser atado a una barriga y a un par de tetas. El bebé crece, crece y crece hasta casi literalmente caer por su propio peso por el único camino existente. Si dicho camino no es encontrado fácilmente, el médico ingeniero de caminos de turno procederá a la construcción de vía alternativa rápida comunmente conocida como cesárea.
Dicho todo este rollo, yo sólo quería decir que me encuentro divinamente a pesar de que hoy, precisamente, no he ido al cole porque unas diarreas malignas me lo han impedido...
Como todo no puede ser malo en esta vida, estar en casa tranquilamente me ha permitido cuidarme y relajarme. Tocarme la panza gorda que tan agusto se está instalando en mi cuerpo y disfrutar de ésto del embarazo pese a todos los pesares que antes os he relatado y que espero no os hayáis tomado demasiado en serio.
¡Estoy feliz!