martes, 22 de septiembre de 2009

Ainhoa.

Mi hermanita Ainhoa se ha dejado caer unos días por la bonita Ginebra.
Por lo visto tuvo un vuelo de llegada de lo más entretenido gracias al abuelete octogenario que le tocó como compañero. El buen hombre le dió tema de conversación y le ofreció toda su sabiduría sobre la vida en Suiza. Por lo visto el abuelete se trasladó a vivir a Suiza hacía más de 20 años debido a sus problemas de salud y, entre otras cosas, le explicó a mi hermana que tenía una nieta que, atención amigos, se había cascado una especie de ruta de la seda en bicicleta. Osea que nuestro amigo Claude no es el único al que se le va la pinza con estas cosas. También le dijo que la chica en cuestión hablaba 8 idiomas, cosa que me hace pensar de qué forma he perdido yo mi tiempo por estos mundos de Diós...
¡Pero bueno que la que estuvo en mi casa unos pocos días fue Ainhoa y no el abuelo ese! Que se me va, se me va...¿Y además que dónde meto yo en casa un abuelo de ochenta años? Vosotros no sabéis lo alta que es la bañera de esta casa. ¡Se me mata al salir!
Bueno, que a lo que iba.
Nos hemos pasado estos días con un tiempo mucho mejor de lo esperado. Ainhoa se había venido con un pedacito del verano de Barcelona además de con las historias del abuelete octogenario y su nieta multipolíglota y bicicletera.
Estos días hemos hecho lo mejor que uno puede hacer: hemos comido como cochinos.
También hemos ido a ver alguna cosa de por aquí. No mucho, porque unos días no son nada pero aprovechamos lo posible.
Mi hermana pudo comprobar lo pequeñita que es Mi Nueva Casa pero lamentablemente no pudo ver nuestro búnker... Resulta que ha habido muchos robos de bicicletas y la comunidad ha decidido dar llaves a los vecinos del búnker y que éste permanezca cerrado todo el tiempo. Aún no tenemos las llaves y eso es bueno y es malo. Es bueno porque tengo la excusa definitiva para ahorrarme las terroríficas visitas al cuarto de la lavadora. Es malo porque ya tenemos una montaña del copón de ropa sucia y Marc no puede coger su bici...
A lo que ahora pienso, que a ver si lo de los robos es una farsa y algo maligno ha pasado en el búnker. Algo oscuro que el gobierno y nuestra conserje están ocultando... Algo relacionado con las criaturas que allí viven y que se ocultan cuando hago la colada o alguien abre la puer...
¡Que a lo que iba!
Fuimos a Gruyères para que mi hermana viera qué bonito y cuchi-cuchi que es el pueblo en cuestión y allí ella se tomó un helado de esos que parecen un merengue. Le hacía ilusión, según me dijo :)
A través de las ventanas del coche, vimos esos montes verdes con sus vacas suizas y esas casitas de madera llenas de florecitas.
Mi hermana me confesó que se estaba durmiendo...Me dijo que era un terrible misterio para ella. En sus palabras :"Bego, ahora me meto en un coche y me quedo dormida...esto antes no me pasaba...no lo entiendo porque bla, bla, bla...a mi amiga Amalia le pasa que se mete en un coche y se queda tiesa y bla, bla, bla..." Al final no se durmió y no se dió la circunstancia de que estuviera yo conduciendo con un maniquí a mi lado. Siempre me quedarían los montes con sus vacas.
Otro día, fuimos un poco al monte y nos acercamos a dar una vuelta por el Jura.
Mi hermana dice estar en baja forma pero la verdad es que aguantó bien la caminata y al día siguiente no parecía de cartón piedra como ella auguraba :)
La dejé en el aeropuerto a las 6 de la mañana y nos dimos un abrazo.
Volvía a Mi Nueva Casa, conduciendo mi Skoda, más contenta que unas Pascuas. A ver si mi hermanita se puede venir otro día y le puedo enseñar el búnker :)

Chafardear las fotos...

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