Hoy me han pasado un montón de cosas. Bueno, si lo pienso detenidamente, en realidad no me han pasado muchas cosas pero hoy ha sido un día, por decirlo de algún modo, completo, completo, completo.
En primer lugar hoy ha sido un día especial porque hoy he empezado mi curso pre-parto.
En mi caso voy con unas sesiones de retraso al curso porque hace sólo unas semanas que decidimos dejar el seguimiento en la clínica privada Quirón para derivarnos al hospital comarcal de Igualada, situado a cinco minutos de casa y con pautas bien explicadas del protocolo de parto que allí practican. Información clara y concisa.
Nuestra nueva comadrona (Silvia) se puso manos a la obra y nos informó sobre el cursillo y, por fin, hoy he podido incorporarme a un grupo.
La verdad es que no estaba especialmente emocionada con la idea del curso en sí mismo pero sí tenía ganas de conocer otras parturientas por eso de compartir experiencias y dudas sobre el embarazo.
Desde hace un tiempo estoy informándome sobre el parto y he descubierto muchas teorías que critican abiertamente la excesiva medicalización que nuestra sanidad hace de este proceso fisiológico y absolutamente natural. Al respecto, puedes encontrar teorías más o menos catalogables como naturistas o iluminadas (con todo mi respeto) pero también estudios profundos de la OMS que abiertamente avalan la idea básica de intervenir lo menos posible en el parto para que éste se produzca de la mejor manera no sólo en términos de salud física sino también de salud mental y emocional para mamás y bebés.
Todo ésto explica porqué decidimos dejar las visitas en la Quirón y ya me estoy yendo por las ramas... En la Quirón, durante mi última visita con mi ginecóloga, descubrí que hacer preguntas sobre el parto que allí practican resultaba muy incómodo y me hicieron sentir como si fuera una pseudoprogrehippy con pretensiones de parir de modo ancestral. Yo, la verdad, sólo quería información porque como le dije a la señora doctora más miedo me da no saber qué va a pasar que el hecho de sufrir como una perra (tal cual) por parir como las mujeres lo han hecho ( y lo hacen en muchos lugares) desde que el mundo era mundo. A ésto ella siguió sin desvelarme protocolo alguno y su mejor respuesta fue algo así como : " Ay querida, ya verás qué pronto pedirás la epidural..." Conclusión: salí corriendo de allí no fuera que tuviera que pasar por el calvario que pasan muchas mujeres que no entienden que las traten como enfermas cuando solamente están pariendo...¡¡Pero bueno que eso ya es del cuaternario!! ¡Que quiero hablar de HOY!
Pues llego al curso y efectivamente coincido con una docena de parturientas. ¡Míralas, todas como yo!
Me dicen de cuantas semanas están y si llevan niño o niña. Lo típico. Descubro que soy la preñada con más semanas de embarazo. Cosa que tampoco me extraña.
Hoy la sesión era de post-parto porque resulta que la del parto ya me la he perdido. Yo me lo he tomado con filosofía porque a decir verdad no creo que una sesión de soplidos vaya a cambiar nada sobre el tema de sufrir como una perra...¡Digo yo!
En cualquier caso el curso ha empezado con una sesión de estiramientos que bien pronto me han hecho pensar en no asistir a las siguientes sesiones por esto de invertir mejor el tiempo en otra cosa. Algo como ¡qué sé yo! leer tranquilamente todos los periódicos del día con un par de cafés con leche, por ejemplo...
Todas esas tías estaban de menos semanas que yo y todas lamentaban su estado de forma, su malestar general, su fatiga, su ai, ai, ai...Yo pensaba que, con todas las miradas de rechazo que a veces me encuentro en el gimnasio al que voy, mejor estaba yo con mis prácticas de loca (dícese hacer ejercicio moderado) que todas ellas juntas y me venía como una indignación muy grande por ver como un montón de tías preñadas no sólo aceptaban el rol de enferma-preñada sino que lo alimentaban tan ricamente. ¡¡Pero que no estamos enfermas!! Bueno en fin...
Dejamos los estiramientos del inserso preñadil y comenzamos a hablar del plan de parto.
El plan de parto es como una especie de contrato que el hospital de Igualada, como los denominados hospitales respetuosos con el parto, ofrece a las parturientas. En este documento puedes especificar qué tipo de asistencia deseas si es que las condiciones lo permiten y, en suma, puedes acordar aspectos como el tipo de anestesia o de proceso de dilatación que prefieres. Todo muy claro y muy bien, la verdad.
Bueno pues a medida que se inician las explicaciones compruebo que todas las asistentes al cursillo no sólo están acojonadas por el parto sino que manifiestan su incredulidad hacia las corrientes de no medicalización del mismo como si fuera cosa de imbéciles profundas el preferir sufrir en lugar de dejarse hacer por los médicos. Personalmente no sé cómo será mi parto pero os garantizo que no hay mujer que habiendo parido no hable de una historia de dolor por mucho que
En mi caso voy con unas sesiones de retraso al curso porque hace sólo unas semanas que decidimos dejar el seguimiento en la clínica privada Quirón para derivarnos al hospital comarcal de Igualada, situado a cinco minutos de casa y con pautas bien explicadas del protocolo de parto que allí practican. Información clara y concisa.
Nuestra nueva comadrona (Silvia) se puso manos a la obra y nos informó sobre el cursillo y, por fin, hoy he podido incorporarme a un grupo.
La verdad es que no estaba especialmente emocionada con la idea del curso en sí mismo pero sí tenía ganas de conocer otras parturientas por eso de compartir experiencias y dudas sobre el embarazo.
Desde hace un tiempo estoy informándome sobre el parto y he descubierto muchas teorías que critican abiertamente la excesiva medicalización que nuestra sanidad hace de este proceso fisiológico y absolutamente natural. Al respecto, puedes encontrar teorías más o menos catalogables como naturistas o iluminadas (con todo mi respeto) pero también estudios profundos de la OMS que abiertamente avalan la idea básica de intervenir lo menos posible en el parto para que éste se produzca de la mejor manera no sólo en términos de salud física sino también de salud mental y emocional para mamás y bebés.
Todo ésto explica porqué decidimos dejar las visitas en la Quirón y ya me estoy yendo por las ramas... En la Quirón, durante mi última visita con mi ginecóloga, descubrí que hacer preguntas sobre el parto que allí practican resultaba muy incómodo y me hicieron sentir como si fuera una pseudoprogrehippy con pretensiones de parir de modo ancestral. Yo, la verdad, sólo quería información porque como le dije a la señora doctora más miedo me da no saber qué va a pasar que el hecho de sufrir como una perra (tal cual) por parir como las mujeres lo han hecho ( y lo hacen en muchos lugares) desde que el mundo era mundo. A ésto ella siguió sin desvelarme protocolo alguno y su mejor respuesta fue algo así como : " Ay querida, ya verás qué pronto pedirás la epidural..." Conclusión: salí corriendo de allí no fuera que tuviera que pasar por el calvario que pasan muchas mujeres que no entienden que las traten como enfermas cuando solamente están pariendo...¡¡Pero bueno que eso ya es del cuaternario!! ¡Que quiero hablar de HOY!
Pues llego al curso y efectivamente coincido con una docena de parturientas. ¡Míralas, todas como yo!
Me dicen de cuantas semanas están y si llevan niño o niña. Lo típico. Descubro que soy la preñada con más semanas de embarazo. Cosa que tampoco me extraña.
Hoy la sesión era de post-parto porque resulta que la del parto ya me la he perdido. Yo me lo he tomado con filosofía porque a decir verdad no creo que una sesión de soplidos vaya a cambiar nada sobre el tema de sufrir como una perra...¡Digo yo!
En cualquier caso el curso ha empezado con una sesión de estiramientos que bien pronto me han hecho pensar en no asistir a las siguientes sesiones por esto de invertir mejor el tiempo en otra cosa. Algo como ¡qué sé yo! leer tranquilamente todos los periódicos del día con un par de cafés con leche, por ejemplo...
Todas esas tías estaban de menos semanas que yo y todas lamentaban su estado de forma, su malestar general, su fatiga, su ai, ai, ai...Yo pensaba que, con todas las miradas de rechazo que a veces me encuentro en el gimnasio al que voy, mejor estaba yo con mis prácticas de loca (dícese hacer ejercicio moderado) que todas ellas juntas y me venía como una indignación muy grande por ver como un montón de tías preñadas no sólo aceptaban el rol de enferma-preñada sino que lo alimentaban tan ricamente. ¡¡Pero que no estamos enfermas!! Bueno en fin...
Dejamos los estiramientos del inserso preñadil y comenzamos a hablar del plan de parto.
El plan de parto es como una especie de contrato que el hospital de Igualada, como los denominados hospitales respetuosos con el parto, ofrece a las parturientas. En este documento puedes especificar qué tipo de asistencia deseas si es que las condiciones lo permiten y, en suma, puedes acordar aspectos como el tipo de anestesia o de proceso de dilatación que prefieres. Todo muy claro y muy bien, la verdad.
Bueno pues a medida que se inician las explicaciones compruebo que todas las asistentes al cursillo no sólo están acojonadas por el parto sino que manifiestan su incredulidad hacia las corrientes de no medicalización del mismo como si fuera cosa de imbéciles profundas el preferir sufrir en lugar de dejarse hacer por los médicos. Personalmente no sé cómo será mi parto pero os garantizo que no hay mujer que habiendo parido no hable de una historia de dolor por mucho que
se haya sometido o no a anestesia o a cesarea programada. Lo dicen las mujeres y lo dice la OMS que certifica los cientos de inconvenientes que tiene la intervención sobre el proceso con la excusa de ahorrar molestias. A hilo de todo ésto, paises como Alemania, Holanda o todos los nórdicos no sólo siguen las recomendaciones de la OMS en este sentido sino que es muy habitual tener lo que aquí llamamos parto natural en las propias casas con comadronas facilitadas por los respectivos sitemas sanitarios estatales. En todos estos paises las tasas de cesareas son muy inferiores a las nuestras y las tías paren tal cual, en muchos de los casos, porque supone un gran ahorro para el sitema sanitario y son contrastados los beneficios médicos que tal práctica comporta. Las mujeres se recuperan mejor y tienes menos depresiones post-parto. ¡Y no lo digo yo! Lo dice la OMS.
Las tías que allí estaban manifestaban su conformidad con la idea de "a mí que me saquen el bebé y punto" que a mí me suena a "yo paso de lo de sufrir como una perra" como si el parto sólo fuera sufrir...¡En fin! Que me ha vendio como muy mal rollo y no sé cómo explicarlo...Me he sentido como avergonzada por estar rodeada de tías que no confían en lo que yo llamo madre naturaleza o algo así pero más me ha tocado la moral pensar que las malditas vikingas (por poner un ejemplo) tienen los ovarios mejor puestos que nosotras...¡Osea! En plan surrealista y para mis adentros yo pensaba, en mala hora se presente un ejército de vikingas, ancianas o jóvenes, mujeres que paren porque tienen un par y porque no hay más hostias, a nuestras tierras porque como nos tengamos que defender yo creo que estamos perdidas...

Yo no sé cómo pariré pero lo que sí sé es que quiero parir y me quiero enfrentar a ello como algo que mi amuma también hizo y punto. Si luego me tengo que hacer una cesarea pues qué le vamos a hacer pero no se me ocurre pensar en que nada más llegar al hospital quiero que me insensibilicen por si acaso sufro...¿Pero y si no tuviéramos médicos qué? ¿Y si mi bebé quiere salir de imprevisto esta noche? ¿Me voy a morir? ¿Me habría muerto si estuviera en la jungla? Aich...Estoy perturbada...
La verdad es que he salido pensando que quizá los nórdicos y los alemanes son como son, en parte también, por algo tan aparentemente tonto como la forma en que sus mujeres se enfrentan al parto. Me ha sonado a gente, como he dicho antes, con un par. A gente que si hay que pasar por un sitio se pasa y punto. Las chicas que hoy he conocido me han dado la impresión de, no sé cómo explicarlo, de flaqueza. Quizá dicho así suena a pseudopanfleto nazi por mi parte pero me ha dado la impresión de poder encajar con algo de ésto que llamamos crisis y que afecta a todas nuestras esferas sociales. Me venían pensamientso tales como qué poco carácter tenemos...En fin, no sé si me explico... Creo que estoy fatal de lo mío...
Superado el curso y con estas reflexiones de perturbada decido ir a hacer un café con leche y un minibocata de jamón. Me lo merecía.
Leo el periódico y compruebo que las manifestaciones convocadas por el movimiento Democracia Real han tenido mucho éxito. Pienso en ello y se me conecta con lo de que nuestras mujeres se cagan literalmente ante el parto y en las vikingas con los ovarios bien puestos. Pienso que el que algo quiere algo le cuesta...
Me voy a visitar el cajero automático del señor Botín pensando en qué tipo de ciudadana soy y en la resignada complicidad que tengo con la suciedad de lo que llamamos el sistema teniendo mis pocos euros al servicio precisamente de dicho señor, entre otros.

Me acerco al cajero y para mi sorpresa un grupo de gente me medio acorrala. Llevan panfletos y rápidamente compruebo que son del partido político Iniciativa-Verds. No sólo me veo rodeada de unos cuantos de ellos interesándose por mi estado de salud mientras me ofrecen unas semillas de girasol (¿regalo progre maravilloso que me impulsará a votarles?) sino que aparece el mismísimo señor Joan Herrera ante mis narices. Su líder.

Yo que venía pensado en hordas de vikingas con un par, en Democracia Real, en el maldito señor Botín y en que estoy fatal de lo mío, me quedo mirando al señor Joan Herrera con lo que imagino era una cara de media risa-medio indiferencia-medio buenas maneras...Se interesa por mi estado y lo único que me sale decirle es que su aspecto es mucho mejor en persona, cosa que además era cierta. Él me lo agradece diciendo que prefiere oir algo así que lo contrario y yo le contesto que si pensara lo contrario no le habría dicho nada porque soy muy políticamente correcta, incidiendo un poco cínicamente (lo reconozco) en el concepto políticamente correcto...Él parece notarlo y me sonríe forzadamente mientras me desea suerte con mi estado acariciándome el brazo amistosamente. Se van y me quedo mirando mi sobre de semillas de girasol pensando: ¡¡¡pero cuánta jilipollez!!!

Y el día, amigos, no acabó aquí...
Las tías que allí estaban manifestaban su conformidad con la idea de "a mí que me saquen el bebé y punto" que a mí me suena a "yo paso de lo de sufrir como una perra" como si el parto sólo fuera sufrir...¡En fin! Que me ha vendio como muy mal rollo y no sé cómo explicarlo...Me he sentido como avergonzada por estar rodeada de tías que no confían en lo que yo llamo madre naturaleza o algo así pero más me ha tocado la moral pensar que las malditas vikingas (por poner un ejemplo) tienen los ovarios mejor puestos que nosotras...¡Osea! En plan surrealista y para mis adentros yo pensaba, en mala hora se presente un ejército de vikingas, ancianas o jóvenes, mujeres que paren porque tienen un par y porque no hay más hostias, a nuestras tierras porque como nos tengamos que defender yo creo que estamos perdidas...

Yo no sé cómo pariré pero lo que sí sé es que quiero parir y me quiero enfrentar a ello como algo que mi amuma también hizo y punto. Si luego me tengo que hacer una cesarea pues qué le vamos a hacer pero no se me ocurre pensar en que nada más llegar al hospital quiero que me insensibilicen por si acaso sufro...¿Pero y si no tuviéramos médicos qué? ¿Y si mi bebé quiere salir de imprevisto esta noche? ¿Me voy a morir? ¿Me habría muerto si estuviera en la jungla? Aich...Estoy perturbada...
La verdad es que he salido pensando que quizá los nórdicos y los alemanes son como son, en parte también, por algo tan aparentemente tonto como la forma en que sus mujeres se enfrentan al parto. Me ha sonado a gente, como he dicho antes, con un par. A gente que si hay que pasar por un sitio se pasa y punto. Las chicas que hoy he conocido me han dado la impresión de, no sé cómo explicarlo, de flaqueza. Quizá dicho así suena a pseudopanfleto nazi por mi parte pero me ha dado la impresión de poder encajar con algo de ésto que llamamos crisis y que afecta a todas nuestras esferas sociales. Me venían pensamientso tales como qué poco carácter tenemos...En fin, no sé si me explico... Creo que estoy fatal de lo mío...
Superado el curso y con estas reflexiones de perturbada decido ir a hacer un café con leche y un minibocata de jamón. Me lo merecía.
Leo el periódico y compruebo que las manifestaciones convocadas por el movimiento Democracia Real han tenido mucho éxito. Pienso en ello y se me conecta con lo de que nuestras mujeres se cagan literalmente ante el parto y en las vikingas con los ovarios bien puestos. Pienso que el que algo quiere algo le cuesta...
Me voy a visitar el cajero automático del señor Botín pensando en qué tipo de ciudadana soy y en la resignada complicidad que tengo con la suciedad de lo que llamamos el sistema teniendo mis pocos euros al servicio precisamente de dicho señor, entre otros.

Me acerco al cajero y para mi sorpresa un grupo de gente me medio acorrala. Llevan panfletos y rápidamente compruebo que son del partido político Iniciativa-Verds. No sólo me veo rodeada de unos cuantos de ellos interesándose por mi estado de salud mientras me ofrecen unas semillas de girasol (¿regalo progre maravilloso que me impulsará a votarles?) sino que aparece el mismísimo señor Joan Herrera ante mis narices. Su líder.

Yo que venía pensado en hordas de vikingas con un par, en Democracia Real, en el maldito señor Botín y en que estoy fatal de lo mío, me quedo mirando al señor Joan Herrera con lo que imagino era una cara de media risa-medio indiferencia-medio buenas maneras...Se interesa por mi estado y lo único que me sale decirle es que su aspecto es mucho mejor en persona, cosa que además era cierta. Él me lo agradece diciendo que prefiere oir algo así que lo contrario y yo le contesto que si pensara lo contrario no le habría dicho nada porque soy muy políticamente correcta, incidiendo un poco cínicamente (lo reconozco) en el concepto políticamente correcto...Él parece notarlo y me sonríe forzadamente mientras me desea suerte con mi estado acariciándome el brazo amistosamente. Se van y me quedo mirando mi sobre de semillas de girasol pensando: ¡¡¡pero cuánta jilipollez!!!

Y el día, amigos, no acabó aquí...